viernes, 5 de octubre de 2007

Hoy no hablo yo...


--Algo cierto acerca del problema es que suele ser falso

Fu-Manchú (yo, pues)

Contra mis mejores intenciones, parece que seguiré la moda de usar este medio para hablar de nada. Claro que, según me hace notar el pequeño filósofo que todos llevamos dentro, eso ya está muy visto. El Meister Eckhart anduvo hablando sobre el fruto de la nada. Me preguntaría sobre mi existencia, pero ya se ocupó de eso un mozalbete llamado Jean Paul Sartre. Me gustaría hablar sobre libros que he leído, pero ya antes Borges se imaginó "el Paraíso bajo la especie de una biblioteca".

Hoy siento la necesidad de la catarsis, pero se me adelantó Antonio Fuguet y la inverosímil tinta roja de Alfonso Fernández. Podría ponerme meditabundo, de haber faltado aquellos extraños ojos de Zapata que Taibo retrata como cosa fácil. Incluso podría ser trágico de no existir Aquiles, o Jasón, o Héctor, o Argos, o Juan Dahlmann, o Anthony Quinn investido de vejez y pesca, o mi padre surcando el anonimato de una noche de frontera.

Quizá sea que uno poco a poco se convierte en lo que lo rodea, o lo que nos rodea se convierte en uno, al modo de los grises inmortales. Por ello, tenso entre un final que no concluye y un inicio que no inicia, temo escribir el punto final o la primera letra. Quizá por ello busco a Dios, como quiera que se escriba, pero insiste en eludirme. A veces creo intuirlo entre una letra, en una multitud, en el paso del gato, en el aire que me rodea. Pero sólo son indicios de indicaciones de indicios, como se dice que se cuenta la trama policiaca de Almotásim.

Claro que es divertirlo imaginarlo, aunque ya lo haya descrito Umberto Eco. Quizá un numen jubiloso al estilo franciscano, o uno multiglorioso al estilo benedictino. Pero mi imaginación se detiene especialmente en uno que es más que luz, uno total, como el que encontró Juan de la Cruz alguna noche oscura. Me consuela la imagen, pues todo lo que sobre Él diga mi boca pecadora, ha de ser mentira... ojalá que se consume la excepción al hablar yo de Su existencia.

¿Por qué Dios? ¿Por qué no? El problema no soy yo, ni ellas, ni ellos, mis estupideces del pasado (que, por cierto, ya no existen) o mi desconfianza en el futuro (que, por cierto, aún no existe). El problema es que somos humanos, como decía Stalin. Me gustaría creer que somos la canción dentro de la melodía, como postula Elvis Costello. Me gustaría poder creer que estamos llenos de bellos errores. Pero cada vez pareciera que el error es condenable, que de modos misteriosos, la perfección les ha hablado de sí misma. Quizá el problema es que quizá no hay Dios, ni ellos, ni ellas, ni yo, ni siquiera tú; quizá sólo hay una existencia gesticulando, gritando, agitándose en el ilusorio medio de la nada. Y a veces, sólo a veces, me gustaría poder decirte algo por mí mismo.

Fu-Manchú

Las Siete Montañas de Tláhuac

05/Oct/07, 2:17 am

lunes, 10 de septiembre de 2007

Algunas nubes

-Parece que va a llover. (...) ¡Mira esas nubes!

-Han de ser nubes de mierda. (Respondió Belascoarán Shayne)

Paco Ignacio Taibo II, "Algunas nubes"

 

Antes de ser crucificado por alguno de los dos (quizá uno, porque el otro se hallaba en un delicado estado de salud, debido a la furia que le inspira leer este espacio) lectores de este nubario, aclaro: la inexactitud de la cita se debe a que la hago de memoria. Como casi todo, ahora que lo medito... Pero bueno, si esto fuera mi clase de Prensa II o III, Juan Antonio Muñoz Soto me hubiera agarrado a patadas. "¡Cabrón! Esa cita no tiene sentido y el lead no atrapa al lector. Hazlo de nuevo."

 

Dejemos el lead de lado. ¿Nubes de mierda? Efectivamente, la lluvia que cae sobre la Ciudad de México no parece purificar nada. Al contrario que en el campo, aquí la lluvia no refresca, más bien alborota el bochorno. Antes que limpiar el cielo, ensucia el suelo: así de contaminado está el asunto. Y, con alguna consideración supersticiosa, seguro que esta agua lleva disuelta toda la mierda verbal y de otras clases que arrojamos al ambiente en la capital. Es una lluvia espesa, caliente, pegajosa, que hace que los micros huelan como dicen que huele el metro francés. Una lluvia mierdosa que retroalimenta su mierdosismo: las filas de autos en el Periférico, Viaducto, Circuito Interior y otras devuelven al aire lo poco que le haya quitado la lluvia...

 

¿Por qué me quejo? Porque cada vez hay menos espacio para el optimismo. Las noticias de las últimas semanas me hacen pensar que este país tan propenso a la tradición está cerca de verificar una más: la de armar una revolución armada en los años "10". Como se recordará, ya tuvimos una en 1810 y otra en 1910. Es hora de la tercera que, quizá, será "la vencida" (leve mexicanismo). ¿Qué motivos tiene Fu-Manchú para pensarlo? Primero que nada, el hecho de que mi novia de tantos años y yo nos hemos mandado al demonio precisamente hoy. (En realidad no fue así, pero fue hasta hoy que pareció irrevocable. Además, soy un patán.)

 

Además, este domingo, mientras atestiguaba la inenarrable derrota del América por 4-0, me crucé con un noticiero que daba una nota furiosa... curiosa, quiero decir; la furia la puse yo. Vi la bandera de México cargada por unos niños y niñas de un colegio de paga, entrando a la Catedral. Vi a un gordo con sus ropas de sacerdote haciendo el saludo a la bandera. Hasta esta noche me enteré, en una nota por lo demás bastante mala de Milenio.com, que Norberto Rivera no acudió a esa ceremonia. De haber estado, se lo acaban.

 

¿Por qué me escandaliza la ceremonia esta? ¿Acaso los sacerdotes no son ciudadanos de la República? ¿Acaso no tienen derecho a rendirle honores a la bandera? Yo creo que sí son ciudadanos de la República. Creo que tienen derecho a rendirle honores a la bandera. Pero también creo que cada cosa en su lugar. Pongamos la situación inversa: ¿sería aceptable que se realizara una misa en un edificio de gobierno? Todo lo que tenga que ver con los símbolos patrios es de carácter laico, y por tanto las ceremonias civiles, como es rendir honores a la bandera, deben celebrarse en lugares laicos.

 

Pero el principal argumento de Fu-Manchú (a quien nadie ha reconocido en su disfraz de jacobino) es la sospecha de que la Iglesia pretende mandar un mensaje falso. A saber, que la posición política de la Iglesia Católica es neutra. Nadie que sepa un poco de política cree eso. Infortunadamente, en un país tan religioso como el nuestro, el padrecito aún puede mover algunas masas. Y si se ponen como patriotas frente a la gente, y repiten su mentira mil veces, algún incauto hijo de Tizoc como yo podría terminar creyéndoles. Podría pasar lo que pasó a todo lo largo de Jalisco, tierra prometida de la mojigatería; los sacerdotes inducieron el voto en 2006 con una frasecita bastante cínica: "el 6 de julio, recuerden que el cielo es azul y blanco".

 

Y claro, piden por los gobernantes a todo lo largo y ancho del país (como si merecieran la ayuda de Dios). Desde luego, Fu-Manchú se arranca los pelos y, con su calva luterana, apoya la idea de que el único destinatario de la misa es Dios, y si se ha de pedir por alguien, seguro que los gobernantes ocupan el último lugar de la lista. En resumen: no se puede dejar que la Iglesia Católica, y de hecho ninguna organización religiosa, ande metida en política. Efectivamente, si uno no aprende de sus errores, corre el albur de repetirlos. Y la historia de México nos enseña que la combinación de política y catolicismo es especialmente nociva, de ahí que se impusiera un control tan férreo sobre las instituciones religiosas. Si empiezan opinando, querrán acabar participando.

 

Tolete en mano, quien escribe cree que bichos tan peligrosamente hipócritas, sibaritas, manipuladores, llorones, cínicos, pudientes, condescendientes, insultantes a la inteligencia, caraduras, medievales, depravados, mustios, inquisitoriales, encubridores, excluyentes, y (Dios nos ayude) antidemocráticos como Norberto Rivera, Guilermo Schulemburg (¿se escribe así?), Onésimo el Magnífico (¿qué imbécil lo apodó así?), Juan Sandoval, entre otros, deben mirarse cuidadosamente. Con el mismo cuidado conque ellos vigilan las críticas que se les hacen. Y, definitivamente, no deben tener medios de comunicación electrónicos en el espectro público (me imagino la invasión religiosa de tantos canales... y si alguien cree que el "Pare de Sufrir" es una organización religiosa, se equivoca: es un fraude-coco-wash masivo). Los medios deben servir al público y a la nación, no a los intereses particulares de una organización religiosa... aunque ya sirven sólo a los intereses particulares de dos empresas. Desde luego, si alguien cree que esta postura es extrema y excluyente, podría revisar antes la postura de la legendaria Oriana Fallaci frente al islamismo.

 

Y las noticias no acaban. La Reforma Fiscal será un asco. La Reforma Energética tendrá más hoyos que Bob Esponja. Y en materia de Seguridad Pública se pone mejor y mejor. ¿Alguien recuerda a la Guardia Pretoriana de FElipe CALderón? Después de aclarar que las mayúsculas se siguen trabando, recuerdo que el Presidente pretendió reunir un numeroso grupo de soldados de élite (así como se escribe, "élite". "Elít" -elite- no está en español, aunque los tarados de Teidiotiza crean que pronuncian muy bien) para su exclusivo servicio, como si no bastaran los Guardias Presidenciales. Ahora el siguiente paso consistirá en cateos, arrestos e interrogatorios sin el estorbo del Ministerio Público. Eso estará muy bien... para los policías. Igual que con el nuevo Reglamento de Tránsito para el DF, el único beneficio será para los de la placa, puesto que las mordidas subirán de precio.

 

Bottomline

 

No podemos dejar de advertir el peligro. Aunque Fu-Manchú, en su traje de monje de alguna inconfesable confesión, descree de la política, igualmente considera que es un peligro presente hasta para él... con algún límite, claro. Por eso debe verse con lupa cada palabra que digan los políticos, cada acto en el que participen, cada mano que estrechen, cada alianza. Porque sus declaraciones valen de muy poco. Y, en especial, hay que vigilar a la "oposición". No olvidemos, oh my little brothas, la masa de diputados traidores del PRD que dieron su visto bueno a la llamada "Ley Televisa". Y no olvidemos que, entre ellos, estuvo el siempre rabioso Pablo Gómez.

 

Hablemos hasta con nuestros niños. Creemos conciencia política. No dejemos que el único objetivo de la gente que conocemos sea ver Gaviota o como infiernos se llame la novela de las 9. Para el gobierno somos todos sospechosos, y por eso FElipe CALderón pretende meternos miedo a todos: que el EPR, que ductos que se dañan, que el narco. Pretextos para movilizar todo grupo armado del Gobierno y dejar bien claro que el Estado Mexicano, representado por su Presidente, no permitirá que se violente el orden y el Estado de Derecho. Pero, ¿nos gustan este orden y este Estado de Derecho? ¿Acaso no podemos cambiarlos? Claro que podemos. Pero sólo si preguntamos, si dudamos de la tele (con sus López Dórigas, Javieres Alatorres, Víctores Tufillos, Carlos Marines o Hannias Novelles o como se escriban), si dudamos de todos aquellos que oprimen, manipulan y mienten. Y, por encima de todo, si encontramos la manera de exigirles a aquellos que dicen representarnos. Hay momentos en que creo que aún se puede.

 

Fu-Manchú

Las Siete Montañas de Tláhuac

11 de Septiembre de 2007, 1:31 am. 

viernes, 7 de septiembre de 2007

Otro que muerde el polvo

Mors est quies viatoris, finis est omnis laboris

(La muerte es el descanso del viajero, el fin de todo trabajo)

Guillermo de Baskerville, según Umberto Eco en El nombre de la rosa

 

Ayer por la noche, me enteré con cierta desolación de la muerte del gran Luciano Pavarotti. Quizá resulte inesperado para alguno de mis dos lectores que alguien tan... no sé, rupestre como Fu-Manchú se interese por esa noticia. Habrá quien considere, incluso, que mi contacto con la ópera se reduce a Les Pêcheurs de perles, en cierto oscuro capítulo de Smallville; o a O nume tutelar, que se incluye en la película Filadelfia, con la (ahora) no menos muerta e igualmente grandiosa Maria Callas. Pero, en cualquier caso, ¿por qué se interesa Fu-Manchú por esta noticia?

 

Bien, sencillamente, la primera vez que escuché con atención una ópera, fue el (lo supe hace poco) inicio del tercer acto de Turandot. Así es, la que pusieron en el Auditorio Nacional hace unas semanas. Pero volvamos al relato. Hace unos años escuché una voz llena de fuerza, plena de triunfo, o al menos de épica, que entonaba "Tramontate, stelle! All'alba vincerò!". Sabido que las lenguas latinas aún guardan cierto parecido, me pareció enorme, gigantesca, la manera de cantar esa línea. "Al amanecer venceré". O, sin revolcarse tanto, "Al alba, venceré". ¿Y qué voz hacía grandiosa aquella línea? Efectivamente, niños y niñas, no era Alex Lora. Era Luciano Pavarotti.

 

¿Por qué el impacto? No lo sé. Si tuviera que proponer una diferencia entre análisis y apreciación (aunque de inmediato saltaría un filósofo a decirme que me equivoco, y otro a decirme que sólo parcialmente), diría que la apreciación implica una comunión con algo, ya sea para amarlo u odiarlo. El análisis exige disecar, abstraer, exteriorizarse de ese algo. Por tanto, si bien no puedo analizar ninguna ópera, sí puedo compartir mi apreciación de vez en cuando. Ese galimatías de una princesa china llamada Turandot o un príncipe no menos chino llamado Calaf, toma todo el sentido del mundo, para su congénere Fu-Manchú, en el retrato de una determinación inflexible. Así es, la misma que Borges se imaginó "tan irrevocable como el rígido pasado", y contagia de determinación a quien quiera escuchar.

 

Esa determinación sólo podría emitirse dentro de su contexto; si nos ponemos algo estrictos, de un modo operístico. Así, la fuerza que implica el dicho es respaldada por la fuerza en la voz del tenor, quien, no olvidemos, no sólo repite las letras (como hacen los modernos "artistas"). El tenor es un actor también. Y, así como Superman será por siempre Christopher Reeve, Calaf será por siempre, para Fu-Manchú, Luciano Pavarotti. Que las horas más oscuras de este juntaletras se iluminen por una sola línea: "All'alba vincerò!".

 

Fu- Manchú

Las Siete Montañas de Tláhuac

7 de septiembre, 2007. 11:58 am.

 





 

PD:

Quien lo desee, puede escuchar un sample de Nessun Dorma en el Reproductor que está a la derecha.  Aunque está codificado a sólo 32kbps, este sample no podrá ocultar la magnificencia de la voz. Por otra parte, consigno aquí una traducción de lo que se escucha en el sample.

 

Nessun dorma, nessun dorma ...

(Que nadie duerma, que nadie duerma ...)
Tu pure, o Principessa,

(Tú también, Princesa)
Nella tua fredda stanza,

(En tu fría estancia)
Guardi le stelle

(Miras las estrellas)
Che tremano d'amore

(Que tiemblan de amor) 
E di speranza.

(Y de esperanza)

 

Ma il mio mistero è chiuso in me,

(Mas mi misterio se encierra en mí)
Il nome mio nessun saprà, no, no,

(Mi nombre nadie sabrá, no, no)
Sulla tua bocca lo dirò

(Sobre tu boca lo diré)
Quando la luce splenderà,

(Cuando resplandezca la luz)
Ed il mio bacio scioglierà il silenzio

(Y mi beso deshará el silencio)

Che ti fa mia.

(Que te hace mía)

 

Voces
Il nome suo nessun saprà

(Su nombre nadie sabrá)
E noi dovrem, ahimè, morir.

(Y nosotros deberemos, ay, morir)

 

Dilegua, o notte!

(¡Disípate, oh, noche!)
Tramontate, stelle!

(¡Ocúltense, estrellas!)
All'alba vincerò!

(¡Al alba, venceré!)

 

Si alguien se interesa, hay en internet abundantes fuentes de información sobre la trama de Turandot. Es en especial divertido ver que a los sajones les cuesta muchísimo trabajo comprender el sentido metafórico de las frases en las que se funda la trama. Creo que, después de todo, se nota que fueron los romanos quienes nos enseñaron a hablar. Por eso son tan parecidos el italiano y el español, y un poco el francés. Pero en el caso del inglés, nada que ver. Las palabras que se parecen a las nuestras, se las enseñaron los invasores franceses a los ingleses, y eran para designar cosas demasiado abstractas que no existían en el modo de pensar sajón. Así es. En la primitiva Inglaterra no había una palabra (sabrá Dios si concepto) como "Filosofía". Pero esa, es otra historia.

martes, 24 de julio de 2007

Lo que hace mi mano derecha...


Lo que hace mi mano derecha…

El sentido de la paradoja y de la ironía no es compartido

por mucha gente. ¡Basta con manifestar un poco de humor

para que encima lo traten a uno de impostor fascista!

--Jean Baudrillard

 

Canónicamente se cree que la derecha apoya a la burguesía y la izquierda al proletariado y campesinado (se dice también que cada vez se usan más a la ligera los términos marxistas). De ser ello cierto, tendríamos a la progenie de Cárdenas pululando por ahí, haciendo colectas hasta de animales de granja para paliar pírricamente las carencias de los indígenas de Chiapas. Pero no. Hubieron de olvidarse del Tata para conformarse con la abstracción posmoderna del Che.

 

¿Por qué pensamos así? Resulta que, en una época de castillos, los representantes de la riqueza… mmm… “nobleza”, dicen ellos, se sentaban a la derecha del salón. Los representantes de los pobres… mmm… “estado llano”, nos llamaban los ricos, a la izquierda. Tal se dice que pasó alguna vez en Francia. Esto suena tan anacrónico como los caballeros y las damas; por otra parte, la analogía esa nos ha impuesto una manera de pensar tan particular que se considera (en México, siempre en México) que “dereeeeeeecha” (tono siniestro) e “izquierda” (tono de tianguis) son cosas separadas, escindidas e incompatibles. ¿Será?

 

De todos modos, Juan te llamas

 

Se sabe, ignoro por qué medios, que la copia es diferente al original que pretende reproducir. Y la copia de una copia será aún menos parecida. Los físicos sostienen que la “entropía” (así cuantifican el desorden) aumenta en cada cambio. Así, las copias serán sucesivamente menos parecidas al original y más llenas de desorden, como las películas piratas en VHS.

 

¿Por qué mencionar esto? Las democracias europeas dominantes, las primeritas (v.gr., Francia e Inglaterra, en la época actual, aunque en Inglaterra aún le piden permiso a la reina), no fueron enteramente originales en su origen. Derivan de una perversión. Los emperadores romanos condescendían a tener un Senado (o sea, su Consejo de Ancianos). Total, en algún momento, Roma se llamó República (primera copia, Platón molesto). Los reyes europeos condescienden a tener un Parlamento (segunda copia). Se elimina la cabeza (literalmente, la de Luis XVI) del rey, y al quedarse solo el Parlamento, le llaman República (tercera y pervertida copia). No se puede vivir sin rey, así que surge la figura del Presidente, y a pesar de toda la mezcla mencionada se quiere retornar a Grecia. Así es, surgen los “modernos” “Estados” “democráticos”.

 

Claro que, retornando a la analogía aquella, vemos que hubo tres “Estados generales”. A saber, la Iglesia (primer estado), la nobleza (segundo estado) y la burguesía (tercer estado. La burguesía recibe ese nombre por los ricos comerciantes de un lugar llamado Burgos, no recuerdo muy bien si en España o en Portugal, pero el caso es ese). ¿Y el pueblo? En el origen era patente que les valía una libre y soberana madre.

 

-Juan Pueblo opina… -¿De verdad?

 

Pues bien. Para seguir rellenándonos la cabeza de datos, recordemos que a lo largo de la historia hemos tenido diferentes presuntas revoluciones, reivindicadoras de lo que se guste y mande. Pero pocas (quien escribe no se aventura a postular que ninguna) surgidas en realidad de la población pobre. Primariamente, las condiciones materiales (saludos al maestro Daniel) les son desfavorables como para empezar una lucha armada. Entonces vemos que en Francia, pero más importante, en México, la pelotera ha comenzado por una burguesía rencorosa ansiosa por contarse en la cúpula de poder. Si alguien no ha perdido su inocencia, siento tener que darle la noticia: el cura Hidalgo, Padre y Prócer de la Patria, proponía para México una suerte de autonomía, no de independencia. Efectivamente, la insurrección de 1810 comenzó al grito de “¡Viva Fernando VII, mueran los gachupines!” (La máscara de Fernando VII, Ed. ColMex).

 

¿Qué más tenemos? La insurrección de 1910 fue atizada ni más ni menos que por Francisco Indalecio Madero. ¿Cuál es el asunto? Que era un hacendado de importancia, espiritista en sus ratos de ocio. Según se ve en la biografía de Pancho Villa (Pancho Villa, Ed. Planeta), Madero ya no quería queso, sino salir de la ratonera. Pero, así como Hidalgo tuvo a Morelos y Allende, así Madero tuvo a Villa y Zapata. Claro que, una vez que cayó el mal gobierno, vivió el mal gobierno. Así, los beneficiarios de la revuelta de 1810 cuentan entre sus filas al conocido Sr. López (De Santa Anna, Antonio; ya ni hablar de su Alteza Serenísima y el entierro de su pierna), mientras que la de 1910 sólo tuvo un beneficiario: PRI.

 

 A caballo pasado

 

Muy bien. Ya está bueno de historia. Mucho dato y pocas nueces. ¿Acaso Fu-Manchú no tiene algo mejor qué hacer en las Siete Montañas de Tláhuac que presumir un conjunto de datos inútiles? ¡Claro! Por ahora baste decir que todos estos datos, tergiversados, alimentan el imaginario colectivo sobre derecha e izquierda de los habitantes de la capital de México. Señalemos también que no por ser evidentes son los únicos. El movimiento de 1968 no trajo solamente mártires. Así es, mis muy estimados fans de los Pumas: Carlos Imaz fue también un participante de ese movimiento paradigmático de la izquierda. Como se ve, el autoritarismo, el dogma y la transa no están en un solo lado.

 

Efectivamente, Imaz, Madero, Hidalgo y otros no son la totalidad de los movimientos con los que se les asocia. Y tampoco Vicente Fucks, Manuel Espino ni FElipe CALderón… perdón, fallan las mayúsculas. Pero sí hay que destacar que nos inculcan, desde escuincles, el culto de la ideología colectiva. Así es, cosas como el catolicismo o el patriotismo, el derechismo o el izquierdismo. Nos enseñan a sentirnos a salvo en el rebaño ideológico. Pero cuando uno se declara seguidor de una ideología ha pasado algo más sutil, algo que poca gente nota: también hemos dado por sentadas las formas de traicionarla que, desde luego, la misma ideología establece.

 

No, no se espante la gente. Es notorio que la gente de “izquierda” o “derecha” es sumamente dogmática. De hecho, nadie admitiría que alguien en el bando contrario tiene razón en algo, a no ser que se le acuse de intransigente, y aún así no es seguro. Alguna vez alguien me tiró la acusación de “bipolar”, arguyendo que, llamándome de izquierda, uso ropa de marca, y me gustaría tener cosas. ¿Y? Que hay trabajadores esclavizados en Taiwan fabricando mi computadora. ¿Y? Hay una respuesta: cada quien actúa como sabe, o como puede, pero especialmente, como quiere. Lo inexcusable es la inacción. Y, como razonó un amigo mío de la ultraderecha, el problema es que tanto la cúpula de poder como nosotros, somos prisioneros de la misma mierda.

 

Y ni hablar de las instituciones. El mismo inquisidor desprecia al ejército de entrada, aunque matiza el tono al hacérsele notar que “ejército” es una abstracción que anula y afantasma a un puteral de individuos como él, como yo, y mejor aún, como tú; con miedos, amores, perversiones y cualidades. Igualmente con la Policía (quisiera ver a los Inquisidores vestidos de uniforme, parados todo el día en un crucero bajo las órdenes de alguien más incompente) o con la Iglesia. Luchemos, claro, contra la institución. Pero si la institución, como ente virtual, se ha olvidado de nosotros como entes concretos, no hagamos lo mismo. Bíblicamente, pues, no hagamos lo que no queremos que nos hagan. O, pirateando un poco a Paz, no ninguneemos si no queremos ser ninguneados.

 

Y, en concreto, ¿qué sugiere Fu-Manchú, en la cima de la montaña y vestido de predicador? Algo bien sencillo. Señalar que izquierda o derecha, ambas son partes de lo mismo, y están compenetradas la una de la otra. Pensemos un poco en la ruedita aquella que representa al Yin y al Yang. Lo blanco y lo negro fluyendo armoniosamente y ab aeterno. Y, por favor (alguna vez se me señaló de impositor, casi estalinista por expresarme así) notemos un par de puntitos: uno negro en lo blanco y uno blanco en lo negro. ¿Qué quiere decir? No están separadas. No hay izquierdista puro ni derechista puro.

 

¿Para qué la disputa? Hoy mismo, Portugal y España siguen peleando por América, personificados en Brasil y México, cuando lo que importa es América. Hoy siguen peleando Jacobinos y Girondinos, pero ya no en Francia, ahora en México, personificados por la izquierda y la derecha, por el PRD y el PAN.  Lo que importa somos nosotros. No heredemos peleas que no nos corresponden. No intentemos imitar sistemas importados: da lo mismo importar una democracia o un emperador, nos son igualmente ajenos. No dejemos que ellos nos dicten hasta el modo en que debemos pensar. Seamos contestatarios, seamos punks, seamos, si preferimos, escritores marginales o cajeros soñadores en un Wal-Mart. Y a veces, si nos gusta, disfracémonos y juguemos, sin mucha seriedad, a que jugamos a la política, que al fin, lo que vemos en tele y periódicos es lo que ellos mismos nombran: “actores políticos”.

 

Fu-Manchú

Las Siete Montañas de Tláhuac

25/07/07, 12:07 

domingo, 27 de mayo de 2007

De metaphorica metonimiae


De metaphorica metonimiae

 

Como he averiguado en mis recuerdos

Me enseñaron la similitud de lo complejo

Y complicado, mas con lo primero yo me alejo

De lo razonable de argumentos complicados

 

Así, no sin cierta autoridad razono (no estoy lejos)

En lo innecesario de aquello que complica

Y en lo inescindible de todo lo que implica

La intrincada unión de lo complejo

 

Por tanto, si aceptamos sobre el nombre

Que nos ilustra la compleja naturaleza

De la cosa, concluyo que negamos su belleza

Encajándole sinónimos del mismo hombre

 

Recordemos (por evitar complicaciones)

Que la naturaleza de la cosa incluye

Un nombre, y quizá el hombre lo intuye

En el vocablo (sinónimos… son sólo variaciones)

 

Ergo, como se ha sabido desde antiguo

La compleja cosa está más cerca

Del nombre, mas el sinónimo es la terca

Afirmación de un complicado razonar ambiguo

 

Y si complicar no es necesario, aún menos

Lo será buscar múltiples nombres

Y peor aún metáforas que asombren:

Torres de Babel que, según sabemos

 

Habrán de apuntar al nombre, no a la cosa

Pues no es menos el ladrón que al otro roba

Sino ladrón de segundo grado, así elabora

La metáfora una complicación que aleja de la cosa

 

Por eso ella es complicada y no compleja

Por eso inconsciencia e ignorancia no pueden

Ser sinónimos, por eso mis palabras suelen

Abrumar su complicación (no dejan

 

De señalar la cosa mientras con falso arte

Ella se complica hablándome en metáforas

Que, rayadas de metáforas

De otras metáforas son parte)

 

Sterling 27/05/07 05:21 am





PD: El que tenga oídos, oiga. El que tenga ojos, vea. El que se sienta parodiado, es parodiado.

Fu-Manchú

sábado, 31 de marzo de 2007

Cruzamos un río


Cruzamos un río

 

En tratando de la metonimia

Reducimos “Río” a “corriente de agua”

Mas (como explican los amigos de Sofía)

Metonimia es también alegoría

 

Corriente de reflejos únicos de bronce

Para Heráclito, o escondido en los siglos del judío;

Como numerable, pero siempre un río

Ilustró alguna vez el argentino

 

Y entonces viene el río del inframundo

Donde comienza la muerte

Y también un río de vida, el Ganges

(Que acaso ha bañado todo el mundo)

 

Así, resultan iguales todos

Pues no se pueden cruzar dos veces

Por tanto, o no estamos separados

O cruzamos un río para siempre

 

Sterling 31/03/07, 06:27


 





Lo mismo, pero más barato.

De Inscriptionem Alegoricum

De Inscriptionem Alegoricum

 

Para Gabriela. (Quizá) Ella y yo lo entenderemos…

 

Alguna vez, hablando de fantasmas

Al Espíritu invocaba ya en mi mente

Y tú perdida en fantasías evanescentes

De espíritus que no hallan calma

 

Mientras yo sólo recordaba un beso

Protegiéndolo del viento del olvido

Con misterio me entregabas un escrito

Donde declarabas “odio el queso”

 

No sé si amaste sólo a aquel que me creías

O si yo amé a alguien en aquellos días

Perdimos tiempo en esbozos de teorías

Sobre el amor, y en otras naderías

 

Quizá cruzamos aquel río fatal del griego

Separados por los laberintos que creamos

Con meros prejuicios que entonces disfrazamos

De teorías (bruscos indicios de nuestros egos)

 

Una vez nos preguntamos por qué, cómo, cuándo

Poniendo a Castaneda y Descartes como jueces

Buscando saber lo que es, invocándolo mil veces

(el amor) en la mente, sólo una vez hablando

 

Y así nos perdimos en buscar un nombre

En mis superficiales y tus taróticas cavilaciones

Ignorando el calor que en ocasiones

Hace que “amor” se rebaje a nombre

 

Ahora (confieso, un poco tarde) vivo de nuevo aquel ocaso

y le inscribo (ad ovinem): Si el amor es sólo el nombre

y el nombre es ínfimo reflejo de la Forma, ¿acaso

puedes, Rojas, determinar la Forma por el nombre?

 

JR (Ewing), 31/03/07, 04:38

 





 

La poesía nunca ha sido lo mío... como sea, aquí está este penoso hijo. Quienes no hayan visto cómo creció, trátenlo con la indulgencia propia del caso. Quienes lo conocemos desde su nacimiento, no habremos de negarle un recuerdo.

viernes, 30 de marzo de 2007

Nubes abortivas en el cielo



Nubes abortivas en el cielo

El día de hoy, quien humildemente escribe se ha enterado de que hay un debate en curso respecto a un (presuntamente) espinoso tema; como ya se supondrá, la posible despenalización del aborto en el DF.

Voces hay a montones, así que la mía no será menos pecadora que las demás. Lo primero que supe, al buscar un poco, fue sobre la manifestación del “Colegio de Abogados Católicos”. El solo nombre implica una negación en sí mismo, puesto que, si “al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios”, hay dos opciones: la escuelita… colegio de marras sólo atiende casos de “derecho” canónico (en tanto que tal derecho habría emanado, presuntamente, de sus representantes en la Tierra, desde que Dios los necesita); o bien no hace nada, en tanto que el “derecho”, ese Derecho Romano venido a menos, procede de la sociedad de (redoble de tambores)… ¡César!

A continuación, opiniones de organizaciones como el Gobierno Federal, en voz de uno de sus cofrades, mi buen amigo Felipe Calderón. Afirma que su régimen, respetuoso de las Cámaras, será también siempre “respetuoso de la vida” (o algo así, la esencia es esa). Entonces, uno se ve remitido a las declaraciones de otras organizaciones pro… perdón, no gubernamentales como ProVida, la Asociación Nacional de Padres de Familia (ligada a la fracción cristera en su origen, por cierto, y que además no Asocia a todos los Padres de Familia de la Nación… de hecho, a ninguno que este vanidoso servidor conozca), la Iglesia Católica…

Desde luego, primero afirmaron un “respeto irrestricto a la vida”. Por tanto, el asesinato inmisericorde y selectivo de trillones de bacterias a cargo de antibióticos, puede ser considerado un “atentado contra la vida”. Pero entonces matizan. “Respeto irrestricto a la vida de la persona humana”. Y vemos dos cosas, a saber: 1) hay personas que no son humanas (o sobraría el adjetivo de “humana” y, consecuentemente, habrá humanos que no son personas), y 2) el respeto irrestricto original ha sido restringido a la “persona humana”.

Ahora bien, si hablamos de la “ultraderecha”, implicamos la existencia de la “ultraizquierda” (la realidad tiene el constante mal gusto de ser simétrica).La posición de la ultraizquierda, en tanto que opuesta, muestra menos variantes: legislemos como sea. A lo que este conspirador de ultracentro se refiere, es a que esta ley, de ser aprobada, tomará sólo el acuerdo de los legisladores confabulados. Ni hablar de un plebiscito, referéndum, o cualquier tipo de consulta. Y en un asunto de éstos, no es cosa menor. A veces, “el pueblo” tiene que hacerse responsable, y no delegar toda la responsabilidad (y poder) en sus así llamados “representantes”, por mucho que lo exija, mañosamente, el contrato social.

Pero dejemos un poco de lado el chisme de lavadero. ¿Qué podemos pensar? Los demás quién sabe, pero quien escribe tiene en cuenta varias cosas. Primero, que un embrión fertilizado es una mera POSIBILIDAD de nacimiento. ¿Alguien tiene idea de la abrumadora cantidad de cosas que pueden salir mal durante un embarazo? Es un número tan elevado, que por eso algunos literatos tirados a la cursilería le llaman “milagro” al nacimiento.

Por otro lado, la ultraizquierda menciona un estudio gringo (cuyos datos esquivan hasta hoy esta nube), según el cual, en los estados donde se ha legalizado el aborto ha disminuido el índice de delincuencia. La premisa detrás de ello, vituperada por mi cuate Andrés Roemer, es que al nacer menos niños en desventaja, ello llevará a la aparición de menos delincuentes. Para aquellos que hayan vivido en el barrio, la relación resulta, al menos, aparente: el abusivo del salón o de la cuadra frecuentemente viene de una familia disfuncional. Y, al menos probabilísticamente, una parte de esas familias habrá tenido su origen en cogerse… ¿pero qué escribo? “comerse” la torta antes de tiempo. Desde luego, el mismo Roemer postula que un aborto podría impedir el nacimiento de un Miguel Ángel (Buonarroti, supongo) o de un Leonardo (da Chilanga, porque Vinci nos queda hasta Italia). Cándidamente, me atrevo a inferir que también podría impedir el nacimiento del Anticristo. ¿Qué, no estamos especulando?

Pero ya. ¿Qué cree Fu-Manchú, Anciano Maestro de las 7 Montañas de Tláhuac, de todo esto? Primero, que le alegra que las mayúsculas sean gratis. Segundo, que, como afirma otro anciano (y difunto) maestro, el pasado ya fue y el futuro aún no es. Lo que quiere decir que la penalización del aborto es determinar una vida humana que ya es (la de la mujer embarazada, que por determinación legal, debe ser madre), en nombre de una vida que aún no se logra (la del embrión, que no necesariamente logrará nacer. ¿Habrá alguna familia que no haya sabido de un aborto involuntario?).

Tercero, y no menos culero, es indeterminable el momento en que el alma (para los que creemos en ella) se instala en el cuerpo. Los desvelos de la judería descubrieron que tal instalación no es inmediata, y que la vida de la madre es más importante. Lo mismo pasó con esa matemática (en tanto que rígida) religión islámica. Pero aquí en México no. En un presunto Estado laico, se pretende determinar la validez de una ley con base en el dogma católico: el ser tiene alma desde que el espermatozoide fecunda al óvulo.

Pero intentemos una humilde reducción al absurdo, en aras del balance: si la Iglesia Católica pretende que el Estado laico penalice lo que aquélla considera “pecados” (y, según ellos, el aborto lo es), ¿cómo es que no se da la excomunión automática a todo delincuente? ¿Por qué, por ejemplo,  no emiten una bula o algún otro documento de nombre extraño (encíclica, epístola, al menos un articulito que me avienten “Desde la Fe”) que excomulgue a todos aquellos que cometan fraude “a sabiendas”? Eso es porque “al César lo que es del César”… mientras comparta.

No nos dejemos engañar. La gente huevona quiere que la ley le alivie la conciencia, y los representantes de la ultraderecha en la Tierra encantados de ayudarles. Esta voz cree, con base en lo dicho, que la conciencia es un asunto individual. Consecuentemente, es una decisión de la mujer encinta (la encintada es más divertida, pero más difícil de encontrar) decidir el aborto, especialmente si eso evita que nazca un niño con la enorme desventaja de no ser querido. Y análogamente, es decisión del médico (igual que ahora, hay que decirlo) el practicarlo o no. Y si “las buenas conciencias” no quieren ser parte del problema y no aceptan esta solución, pueden proponer una alterna: adopciones masivas, de parte de familias pudientes, de niños no deseados. De otro modo, se estará haciendo justicia en los bueyes de mi compadre. O, como dijo Juárez en uno de sus momentos más oscuros, “para los amigos justicia, para los enemigos la ley”. Por tanto, Fu-Manchú se declara, inesperadamente, a favor de la despenalización del aborto.

Fu-Manchú. 28 de Marzo de 2007.PD: Una representante del PAN, brillante como todas las de su especie, declara que el partido aquel es un partido “humanista, respetuoso de la vida desde su concepción hasta la muerte natural”. Así, 1) El humanismo es una palabra del XIX que hacía referencia al Renacimiento, en tanto que basado en los clásicos greco-latinos. Por tanto, me sentiría halagado si un experto en panismo me aclarara dónde está el greco-latinismo de ese organismo politicado, y, 2) Enseña el mismo antiguo y muerto maestro que todos los viajes son espaciales (en tanto que todos se efectúan en el espacio). Entonces, similarmente, podríamos preguntarnos: ¿hay alguna muerte que no suceda en la naturaleza? Podría hablarse de muertes provocadas, pero, al final, si un médico oculto en el futuro me aplica la eutanasia, ¿no será natural que me muera? Entonces, tal vez, podemos postular, aventuradamente quizás, que todas las muertes son naturales, contrariando así, con toda inocencia, a la nueva filosofía antisocrática panista.