Lo que hace mi mano derecha…
El sentido de la paradoja y de la ironía no es compartido
por mucha gente. ¡Basta con manifestar un poco de humor
para que encima lo traten a uno de impostor fascista!
--Jean Baudrillard
Canónicamente se cree que la derecha apoya a la burguesía y la izquierda al proletariado y campesinado (se dice también que cada vez se usan más a la ligera los términos marxistas). De ser ello cierto, tendríamos a la progenie de Cárdenas pululando por ahí, haciendo colectas hasta de animales de granja para paliar pírricamente las carencias de los indígenas de Chiapas. Pero no. Hubieron de olvidarse del Tata para conformarse con la abstracción posmoderna del Che.
¿Por qué pensamos así? Resulta que, en una época de castillos, los representantes de la riqueza… mmm… “nobleza”, dicen ellos, se sentaban a la derecha del salón. Los representantes de los pobres… mmm… “estado llano”, nos llamaban los ricos, a la izquierda. Tal se dice que pasó alguna vez en Francia. Esto suena tan anacrónico como los caballeros y las damas; por otra parte, la analogía esa nos ha impuesto una manera de pensar tan particular que se considera (en México, siempre en México) que “dereeeeeeecha” (tono siniestro) e “izquierda” (tono de tianguis) son cosas separadas, escindidas e incompatibles. ¿Será?
De todos modos, Juan te llamas
Se sabe, ignoro por qué medios, que la copia es diferente al original que pretende reproducir. Y la copia de una copia será aún menos parecida. Los físicos sostienen que la “entropía” (así cuantifican el desorden) aumenta en cada cambio. Así, las copias serán sucesivamente menos parecidas al original y más llenas de desorden, como las películas piratas en VHS.
¿Por qué mencionar esto? Las democracias europeas dominantes, las primeritas (v.gr., Francia e Inglaterra, en la época actual, aunque en Inglaterra aún le piden permiso a la reina), no fueron enteramente originales en su origen. Derivan de una perversión. Los emperadores romanos condescendían a tener un Senado (o sea, su Consejo de Ancianos). Total, en algún momento, Roma se llamó República (primera copia, Platón molesto). Los reyes europeos condescienden a tener un Parlamento (segunda copia). Se elimina la cabeza (literalmente, la de Luis XVI) del rey, y al quedarse solo el Parlamento, le llaman República (tercera y pervertida copia). No se puede vivir sin rey, así que surge la figura del Presidente, y a pesar de toda la mezcla mencionada se quiere retornar a Grecia. Así es, surgen los “modernos” “Estados” “democráticos”.
Claro que, retornando a la analogía aquella, vemos que hubo tres “Estados generales”. A saber, la Iglesia (primer estado), la nobleza (segundo estado) y la burguesía (tercer estado. La burguesía recibe ese nombre por los ricos comerciantes de un lugar llamado Burgos, no recuerdo muy bien si en España o en Portugal, pero el caso es ese). ¿Y el pueblo? En el origen era patente que les valía una libre y soberana madre.
-Juan Pueblo opina… -¿De verdad?
Pues bien. Para seguir rellenándonos la cabeza de datos, recordemos que a lo largo de la historia hemos tenido diferentes presuntas revoluciones, reivindicadoras de lo que se guste y mande. Pero pocas (quien escribe no se aventura a postular que ninguna) surgidas en realidad de la población pobre. Primariamente, las condiciones materiales (saludos al maestro Daniel) les son desfavorables como para empezar una lucha armada. Entonces vemos que en Francia, pero más importante, en México, la pelotera ha comenzado por una burguesía rencorosa ansiosa por contarse en la cúpula de poder. Si alguien no ha perdido su inocencia, siento tener que darle la noticia: el cura Hidalgo, Padre y Prócer de la Patria, proponía para México una suerte de autonomía, no de independencia. Efectivamente, la insurrección de 1810 comenzó al grito de “¡Viva Fernando VII, mueran los gachupines!” (La máscara de Fernando VII, Ed. ColMex).
¿Qué más tenemos? La insurrección de 1910 fue atizada ni más ni menos que por Francisco Indalecio Madero. ¿Cuál es el asunto? Que era un hacendado de importancia, espiritista en sus ratos de ocio. Según se ve en la biografía de Pancho Villa (Pancho Villa, Ed. Planeta), Madero ya no quería queso, sino salir de la ratonera. Pero, así como Hidalgo tuvo a Morelos y Allende, así Madero tuvo a Villa y Zapata. Claro que, una vez que cayó el mal gobierno, vivió el mal gobierno. Así, los beneficiarios de la revuelta de 1810 cuentan entre sus filas al conocido Sr. López (De Santa Anna, Antonio; ya ni hablar de su Alteza Serenísima y el entierro de su pierna), mientras que la de 1910 sólo tuvo un beneficiario: PRI.
A caballo pasado
Muy bien. Ya está bueno de historia. Mucho dato y pocas nueces. ¿Acaso Fu-Manchú no tiene algo mejor qué hacer en las Siete Montañas de Tláhuac que presumir un conjunto de datos inútiles? ¡Claro! Por ahora baste decir que todos estos datos, tergiversados, alimentan el imaginario colectivo sobre derecha e izquierda de los habitantes de la capital de México. Señalemos también que no por ser evidentes son los únicos. El movimiento de 1968 no trajo solamente mártires. Así es, mis muy estimados fans de los Pumas: Carlos Imaz fue también un participante de ese movimiento paradigmático de la izquierda. Como se ve, el autoritarismo, el dogma y la transa no están en un solo lado.
Efectivamente, Imaz, Madero, Hidalgo y otros no son la totalidad de los movimientos con los que se les asocia. Y tampoco Vicente Fucks, Manuel Espino ni FElipe CALderón… perdón, fallan las mayúsculas. Pero sí hay que destacar que nos inculcan, desde escuincles, el culto de la ideología colectiva. Así es, cosas como el catolicismo o el patriotismo, el derechismo o el izquierdismo. Nos enseñan a sentirnos a salvo en el rebaño ideológico. Pero cuando uno se declara seguidor de una ideología ha pasado algo más sutil, algo que poca gente nota: también hemos dado por sentadas las formas de traicionarla que, desde luego, la misma ideología establece.
No, no se espante la gente. Es notorio que la gente de “izquierda” o “derecha” es sumamente dogmática. De hecho, nadie admitiría que alguien en el bando contrario tiene razón en algo, a no ser que se le acuse de intransigente, y aún así no es seguro. Alguna vez alguien me tiró la acusación de “bipolar”, arguyendo que, llamándome de izquierda, uso ropa de marca, y me gustaría tener cosas. ¿Y? Que hay trabajadores esclavizados en Taiwan fabricando mi computadora. ¿Y? Hay una respuesta: cada quien actúa como sabe, o como puede, pero especialmente, como quiere. Lo inexcusable es la inacción. Y, como razonó un amigo mío de la ultraderecha, el problema es que tanto la cúpula de poder como nosotros, somos prisioneros de la misma mierda.
Y ni hablar de las instituciones. El mismo inquisidor desprecia al ejército de entrada, aunque matiza el tono al hacérsele notar que “ejército” es una abstracción que anula y afantasma a un puteral de individuos como él, como yo, y mejor aún, como tú; con miedos, amores, perversiones y cualidades. Igualmente con la Policía (quisiera ver a los Inquisidores vestidos de uniforme, parados todo el día en un crucero bajo las órdenes de alguien más incompente) o con la Iglesia. Luchemos, claro, contra la institución. Pero si la institución, como ente virtual, se ha olvidado de nosotros como entes concretos, no hagamos lo mismo. Bíblicamente, pues, no hagamos lo que no queremos que nos hagan. O, pirateando un poco a Paz, no ninguneemos si no queremos ser ninguneados.
Y, en concreto, ¿qué sugiere Fu-Manchú, en la cima de la montaña y vestido de predicador? Algo bien sencillo. Señalar que izquierda o derecha, ambas son partes de lo mismo, y están compenetradas la una de la otra. Pensemos un poco en la ruedita aquella que representa al Yin y al Yang. Lo blanco y lo negro fluyendo armoniosamente y ab aeterno. Y, por favor (alguna vez se me señaló de impositor, casi estalinista por expresarme así) notemos un par de puntitos: uno negro en lo blanco y uno blanco en lo negro. ¿Qué quiere decir? No están separadas. No hay izquierdista puro ni derechista puro.
¿Para qué la disputa? Hoy mismo, Portugal y España siguen peleando por América, personificados en Brasil y México, cuando lo que importa es América. Hoy siguen peleando Jacobinos y Girondinos, pero ya no en Francia, ahora en México, personificados por la izquierda y la derecha, por el PRD y el PAN. Lo que importa somos nosotros. No heredemos peleas que no nos corresponden. No intentemos imitar sistemas importados: da lo mismo importar una democracia o un emperador, nos son igualmente ajenos. No dejemos que ellos nos dicten hasta el modo en que debemos pensar. Seamos contestatarios, seamos punks, seamos, si preferimos, escritores marginales o cajeros soñadores en un Wal-Mart. Y a veces, si nos gusta, disfracémonos y juguemos, sin mucha seriedad, a que jugamos a la política, que al fin, lo que vemos en tele y periódicos es lo que ellos mismos nombran: “actores políticos”.
Fu-Manchú
Las Siete Montañas de Tláhuac
25/07/07, 12:07
Ooh! Con que bipolar, eh? Lo ves? Después de todo no somos taaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaan distintos jajajajajajajajajaja. Y bueno, eso lo digo tambien porque creo que mi opinión no está tan lejos de la tuya, aunque claro, yo no tengo tanta información y tantas palabras para decirlo.
ResponderBorrarEn fin... dado el encontron en una entrada mía vengo a proponerte algo: hagamos dos tipos de comentarios en nuestros textos de aquí en adelante: uno de forma y otro de persona, o dicho en términos míos, uno corrigiendo lo mal dicho y el otro dejando ver lo que nos dejo en lo personal, ¿que te parece? Así yo me puedo ir desoxidando y tú... no sé, quizá quieres mostrarme algo más de ti.
Así pues, toma el primer parrafo como mi comentario de persona, y el de forma... bueno... creo que puedes ahorrarte tantos parentesis, porque digo, son buenas aclaraciones, nadie lo niega, pero junto a otros textos tuyos me parece que vas llegando a un vicio. Se dice que un buen escritor (acá va el mote!) sabe que quitar y si probamos quitando los parentesis (que ya por definición son cosas sin las cuales el texto sobrevive... ) todo sigue teniendo coherencia... ¿pa que usarlos? (por cierto, no te es agradabable mi critica del uso de esos signos, haciendo uso de los mismos? Jeje).
Ahora bien... me gusto la manera de extender cada hebra para después enlazarlas al final, es un modo aventurado de llamar la atención que si bien llama sigue siendo peligroso: el punto por el que todo esto se está diciendo se pierde, y así, aunque los datos son disfrutables, se llega al instante de preguntarse ¿cuál es el punto? Para empezar, ¿que fue lo que te llevo a opinar e informar sobre la izquierda y derecha? Nunca queda bien establecido. Puedo decir que son muy buenos los datos pero el articulo es algo disperso.
Mmmh... Espero no ser muy sangrona con todo esto, jejeje, después de todo hace mucho que no me siento con la autoridad para opinar sobre el como de la escritura, pero bueno... espero tu respuesta. Por cierto me parece que encontre una falla de sintaxis: "Así es, cosas como el catolicismo o el patriotismo, el derechismo o el izquierdismo. No enseñan a sentirnos a salvo en el rebaño ideológico". Me parece que estas no son frases separadas sino que la segunda es complemento de lo primero, y por tanto no debía existir el punto y seguido.
¡Qué triste es el que en los comentarios no pueda poner caritas! Si fuera así sabrías que me siento algo apenada por ponerme a comentar. En fin (:$).
Así mismo lo es. No se pueden poner caritas. El punto y seguido es necesario, puesto que toda esa parte se refiere a un metafórico "ellos". Entonces, nos enseñan cosas como todos sus "ismos". Además, nos enseñan a sentirnos a salvo en el rebaño ideológico, lo cual, aunque implícito en los "ismos", nos es enseñado más bien por "ellos" de un modo previo. En cuanto al punto, sí, es algo nebuloso, por dos motivos: no se pretende el adoctrinamiento, y segundo y más importante: será apreciable no sólo leyendo el texto, sino razonando algo de él. Pero bueno, aclaradas las dudas, gracias por tu comentario.
ResponderBorrarFu-Manchú.
Uy!!! Pero que seriedad! "Gracias por tu comentario". Digo reconozco que no fue uno de los más atinados, más por que quizá pretendias un poco de discusión de mi parte, el problema es que para eso tambien estoy un poco en desuso, tú dame chance y al rato nos echamos un round intelectual Mira que todo se puede en esta vida, desde el hecho de que me hagas salir de mi burbujita hasta poner caritas en los comentarios . Jeje.
ResponderBorrarAh! pero que bonita luna la de anoche, la viste? Era grandotaaaaaa!
interesante punto de vista con solidos argumentos , realmente es interesante leer cada uno de tus Choros mareadores ( dicho esto o en tono despectivo ) si no todo o contrario tienes un excelente manejo del lenguaje y pues solo pase a ver si encontraba algo nuevo , esperamos ansiosos tu siguiente verbo.
ResponderBorrarMe fastidian las clasificaciones o categorías, porque de seguro estoy dentro de uno, no puedo excluirme ni me pueden excluir, pero son necesarias sino la porqueria con la superporquería se podrían confundir (claro ni tú ni yo estamos en ninguno de los dos grupos mencionados, jejejeje, yo posiblemente en el limbo). Si de izquierdas y derechas hablan yo solo puedo hacerlo de mi pequeño mundo: mi mano derecha es la que me gobierna, me saca de los apuros en cada una de mis actividades, aunque yo quisiera hacer cosas grandes y prioritarias con mi a veces olvidada mano izquierda nomás no me esfuerzo por ponerla en práctica, veo pasivamente como se va desgastando mi poderosa derecha y aún así no me arrodillo y la otra esta casi intacta, sin estrenarla que se ha vuelto algo torpe, adormecida. Pero estoy enamorada platónicamente de la izquierda (la original, con algo de mi cosecha) algún día le tocará su turno y lo hará en grande. Creo que ya me confundí. Ahhhhhh, tambien amo a los PUMAS.
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