Nubes abortivas en el cielo
El día de hoy, quien humildemente escribe se ha enterado de que hay un debate en curso respecto a un (presuntamente) espinoso tema; como ya se supondrá, la posible despenalización del aborto en el DF.
Voces hay a montones, así que la mía no será menos pecadora que las demás. Lo primero que supe, al buscar un poco, fue sobre la manifestación del “Colegio de Abogados Católicos”. El solo nombre implica una negación en sí mismo, puesto que, si “al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios”, hay dos opciones: la escuelita… colegio de marras sólo atiende casos de “derecho” canónico (en tanto que tal derecho habría emanado, presuntamente, de sus representantes en la Tierra, desde que Dios los necesita); o bien no hace nada, en tanto que el “derecho”, ese Derecho Romano venido a menos, procede de la sociedad de (redoble de tambores)… ¡César!
A continuación, opiniones de organizaciones como el Gobierno Federal, en voz de uno de sus cofrades, mi buen amigo Felipe Calderón. Afirma que su régimen, respetuoso de las Cámaras, será también siempre “respetuoso de la vida” (o algo así, la esencia es esa). Entonces, uno se ve remitido a las declaraciones de otras organizaciones pro… perdón, no gubernamentales como ProVida, la Asociación Nacional de Padres de Familia (ligada a la fracción cristera en su origen, por cierto, y que además no Asocia a todos los Padres de Familia de la Nación… de hecho, a ninguno que este vanidoso servidor conozca), la Iglesia Católica…
Desde luego, primero afirmaron un “respeto irrestricto a la vida”. Por tanto, el asesinato inmisericorde y selectivo de trillones de bacterias a cargo de antibióticos, puede ser considerado un “atentado contra la vida”. Pero entonces matizan. “Respeto irrestricto a la vida de la persona humana”. Y vemos dos cosas, a saber: 1) hay personas que no son humanas (o sobraría el adjetivo de “humana” y, consecuentemente, habrá humanos que no son personas), y 2) el respeto irrestricto original ha sido restringido a la “persona humana”.
Ahora bien, si hablamos de la “ultraderecha”, implicamos la existencia de la “ultraizquierda” (la realidad tiene el constante mal gusto de ser simétrica).La posición de la ultraizquierda, en tanto que opuesta, muestra menos variantes: legislemos como sea. A lo que este conspirador de ultracentro se refiere, es a que esta ley, de ser aprobada, tomará sólo el acuerdo de los legisladores confabulados. Ni hablar de un plebiscito, referéndum, o cualquier tipo de consulta. Y en un asunto de éstos, no es cosa menor. A veces, “el pueblo” tiene que hacerse responsable, y no delegar toda la responsabilidad (y poder) en sus así llamados “representantes”, por mucho que lo exija, mañosamente, el contrato social.
Pero dejemos un poco de lado el chisme de lavadero. ¿Qué podemos pensar? Los demás quién sabe, pero quien escribe tiene en cuenta varias cosas. Primero, que un embrión fertilizado es una mera POSIBILIDAD de nacimiento. ¿Alguien tiene idea de la abrumadora cantidad de cosas que pueden salir mal durante un embarazo? Es un número tan elevado, que por eso algunos literatos tirados a la cursilería le llaman “milagro” al nacimiento.
Por otro lado, la ultraizquierda menciona un estudio gringo (cuyos datos esquivan hasta hoy esta nube), según el cual, en los estados donde se ha legalizado el aborto ha disminuido el índice de delincuencia. La premisa detrás de ello, vituperada por mi cuate Andrés Roemer, es que al nacer menos niños en desventaja, ello llevará a la aparición de menos delincuentes. Para aquellos que hayan vivido en el barrio, la relación resulta, al menos, aparente: el abusivo del salón o de la cuadra frecuentemente viene de una familia disfuncional. Y, al menos probabilísticamente, una parte de esas familias habrá tenido su origen en cogerse… ¿pero qué escribo? “comerse” la torta antes de tiempo. Desde luego, el mismo Roemer postula que un aborto podría impedir el nacimiento de un Miguel Ángel (Buonarroti, supongo) o de un Leonardo (da Chilanga, porque Vinci nos queda hasta Italia). Cándidamente, me atrevo a inferir que también podría impedir el nacimiento del Anticristo. ¿Qué, no estamos especulando?
Pero ya. ¿Qué cree Fu-Manchú, Anciano Maestro de las 7 Montañas de Tláhuac, de todo esto? Primero, que le alegra que las mayúsculas sean gratis. Segundo, que, como afirma otro anciano (y difunto) maestro, el pasado ya fue y el futuro aún no es. Lo que quiere decir que la penalización del aborto es determinar una vida humana que ya es (la de la mujer embarazada, que por determinación legal, debe ser madre), en nombre de una vida que aún no se logra (la del embrión, que no necesariamente logrará nacer. ¿Habrá alguna familia que no haya sabido de un aborto involuntario?).
Tercero, y no menos culero, es indeterminable el momento en que el alma (para los que creemos en ella) se instala en el cuerpo. Los desvelos de la judería descubrieron que tal instalación no es inmediata, y que la vida de la madre es más importante. Lo mismo pasó con esa matemática (en tanto que rígida) religión islámica. Pero aquí en México no. En un presunto Estado laico, se pretende determinar la validez de una ley con base en el dogma católico: el ser tiene alma desde que el espermatozoide fecunda al óvulo.
Pero intentemos una humilde reducción al absurdo, en aras del balance: si la Iglesia Católica pretende que el Estado laico penalice lo que aquélla considera “pecados” (y, según ellos, el aborto lo es), ¿cómo es que no se da la excomunión automática a todo delincuente? ¿Por qué, por ejemplo, no emiten una bula o algún otro documento de nombre extraño (encíclica, epístola, al menos un articulito que me avienten “Desde la Fe”) que excomulgue a todos aquellos que cometan fraude “a sabiendas”? Eso es porque “al César lo que es del César”… mientras comparta.
No nos dejemos engañar. La gente huevona quiere que la ley le alivie la conciencia, y los representantes de la ultraderecha en la Tierra encantados de ayudarles. Esta voz cree, con base en lo dicho, que la conciencia es un asunto individual. Consecuentemente, es una decisión de la mujer encinta (la encintada es más divertida, pero más difícil de encontrar) decidir el aborto, especialmente si eso evita que nazca un niño con la enorme desventaja de no ser querido. Y análogamente, es decisión del médico (igual que ahora, hay que decirlo) el practicarlo o no. Y si “las buenas conciencias” no quieren ser parte del problema y no aceptan esta solución, pueden proponer una alterna: adopciones masivas, de parte de familias pudientes, de niños no deseados. De otro modo, se estará haciendo justicia en los bueyes de mi compadre. O, como dijo Juárez en uno de sus momentos más oscuros, “para los amigos justicia, para los enemigos la ley”. Por tanto, Fu-Manchú se declara, inesperadamente, a favor de la despenalización del aborto.
Fu-Manchú. 28 de Marzo de 2007.PD: Una representante del PAN, brillante como todas las de su especie, declara que el partido aquel es un partido “humanista, respetuoso de la vida desde su concepción hasta la muerte natural”. Así, 1) El humanismo es una palabra del XIX que hacía referencia al Renacimiento, en tanto que basado en los clásicos greco-latinos. Por tanto, me sentiría halagado si un experto en panismo me aclarara dónde está el greco-latinismo de ese organismo politicado, y, 2) Enseña el mismo antiguo y muerto maestro que todos los viajes son espaciales (en tanto que todos se efectúan en el espacio). Entonces, similarmente, podríamos preguntarnos: ¿hay alguna muerte que no suceda en la naturaleza? Podría hablarse de muertes provocadas, pero, al final, si un médico oculto en el futuro me aplica la eutanasia, ¿no será natural que me muera? Entonces, tal vez, podemos postular, aventuradamente quizás, que todas las muertes son naturales, contrariando así, con toda inocencia, a la nueva filosofía antisocrática panista.
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