martes, 11 de noviembre de 2008

Mexicanos al grito de ¡guerra!

¡Échenles mentadas, que también les duelen!
--María Félix, en una película que no recuerdo, donde la hace de Adelita

 

Poca gente sabe, o se imagina, imaginario lector, que Fu-Manchú, gracias a los buenos oficios y preparación económica de Carmen, pudo asistir al concierto conmemorativo de los 150 años del Himno Nacional en el Teatro de la Ciudad en 2004. En esa noche mágica, donde el ambiente de rebelión incitado por el himno de marras logró que algunos asistentes migráramos de las lunetas a la primera fila, aprendí que nuestro himno era uno entre varios candidatos en un concurso organizado por el claroscuro Santa Anna (no Santana, niños, no la caguen).


Y si algún ultraizquierdista de piel delicada está a punto de mandarme a la madre por la puntualización realizada, llamándome elitista, bonapartista y peligroso analfabeta político en el nombre de un autor de hace como 100 años, pues valiendo madres, que al fin y al cabo este escrito es para mi lector imaginario. Pues bien, como decía, resulta que hubo incluso un himno, en años posteriores, que hablaba de Benito Juárez. Por supuesto, no puedo remitirte, lector, a buenas fuentes, pues todos los datos que cito los extraigo de mi pobre y confundida memoria, tan permeable al olvido.


¿Por qué te hablo de esto, te habrás preguntado? Pues por algo bien sencillo. Mi, supongo que puedo llamarle amiga, Flo, ha comentado recientemente en su espacio (http://flobe11.spaces.live.com) las canalladas a la mente que está cometiendo el Presidente Espútrido… oh, vale madre, me volví a equivocar, Espurio de México, FElipe CALderón, en contra de la moral del pueblo mexicano (¿por qué me fallan las mayúsculas sólo cuando escribo esos dos nombres de blasfemia?).


De acuerdo con su comentario, algunos “artistas de plástico” (me viene a la mente la superbroncota del grupo RBD en contra de Lupita D’Alessio -¿es eso un nombre?-, cuando ésta los llamó así y salieron con todo descaro a decir que son auténticos artistas por tomar clases de canto y baile) han salido en los medios electrónicos a rebuznar que no se puede asustar al pueblo de México, que unidad, que concordia, que tiempos difíciles… Por otro lado, menciona también que hay un promo en el que se ve que por las orillas del mar/sale un viejito a cagar/y se le olvida el papel/¡ay, qué viejito tan güey!...


No, estoy desviándome del tema. Un viejito, de esos que contrata Televisa para proyectar una dignidad que seguro no poseen, el cual contempla con resignación una fuerte corriente que se lleva por el camino del falo sus pertenencias mundanas, donde se postula que hay que tener el valor de “dejar ir”, implicando que lo importante es salvar la vida (yo tendría el valor de “dejarles ir” a los malditos publicistas que idearon esa campaña un “consolador de titanio envuelto en lija para madera” por el recto, según prescribe El Anticristo2007). No abundaré sobre las que me parecen justas preguntas de Flo. Tampoco remitiré al lector a leer el “Protágoras” de Platón, donde al final se hace una interesante disquisición sobre el valor.


Lo que sí haré es un resumen, porque me he desviado. Esta actitud paternalista del Gobierno de México, con sus promos (que en el caso del viejito, me lo imagino en blanco y negro) para “tranquilizar” a la nación, sólo demuestran que la legitimidad es un sueño inalcanzable para Los Pinos. Quieren conmover a la opinión pública (nebuloso ente cuyos representantes son unos cuantos e inaccesibles opinólogos que sólo son públicos en tanto que exhibidos, no en tanto que accesibles) ponderándonos el patriotismo de Juan Camilo Mouriño.


Si Mouriño calificaba como mexicano, entonces la afirmación es falsa: un verdadero patriota iría a cagarse del lado gringo del muro fronterizo en lugar de aumentar su fortuna familiar en un factor de 100 en dos o tres años. Si Mouriño calificaba como español, entonces la afirmación se vuelve verdadera, y el Espútrido entonces se convierte en un traidor por permitir que un extranjero ocupe un puesto que le permite ejercer gobierno, por indirecto que sea, sobre los mexicanos.


Y claro, demuestran su pendejismo dando por hecho que al “pueblo” le preocupa de verdad que el avión del Secretario de Gobernación (un cabrón que seguro torcía el hocico y la nariz cuando por desgracia para él tenía que pararse en algún poblacho) haya caído en una zona cercana a Los Pinos. Según he constatado, a los migrantes a mi alcance no les dice nada el término “Secretario de Gobernación”. No dudo que en México ese güey signifique bien poquito para bien poquita gente.


Dicen los promos que no hay que tener miedo. ¿No? Si a la economía del país se la está cargando la chingada, los narcos cobran peajes y protección en Michoacán, Pee-Wee ha dejado de ser un puñal puberto que apenas habla español para convertirse en un puñal puberto que apenas habla español pero que “apoya” un “sueño”, Gloria Trevi se ha convertido en un modelo a seguir, mueren soldados y policías de todo rango a diario… puta, como que sí hay razones para tener miedo, según yo, más allá de la sospechosa caída del avión del número dos.


 Al respecto de la cual abundan las teorías, una de las cuales (tachada de “broma de pésimo gusto” por comentadores omniscientes tipo Fu-Manchú) indica que el piloto, agraviado por el cinismo y la falta de madre de Mouriño, realizó una maniobra kamikaze para llevarse entre las patas al Secretario. Otra apunta a que la ambición del sub-preciso por la riqueza del subsuelo mexicano era tan desmedida, que decidió realizar una exploración en las aguas ultraprofundas del Valle de México empezando por la Fuente de Pemex, que se encuentra realmente cerca del sitio donde el avión tocó tierra. Sobra decir que, si eso es cierto, Mouriño pecó no sólo de ambicioso, sino de pendejo: le falló la puntería. Estas teorías, con sus refutaciones y otras jaladas, las pueden ver en los comentarios a la nota en la página del diario El Universal, http://www.el-universal.com.mx (FE DE RATAS: Lector, me apendejé y te remití al pasquín equivocado. La nota con los comentarios sobre el piloto kamikaze y el pendejismo de Mouriño la podrás encontrar en http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2008/11/08/velocidad-del-learjet-al-impactarse-era-de-500-km-hr-sct )


Y lo del viejito… puta madre, ¿qué se puede decir? Dice Flo que parece implicar que lo importante es salvar la vida, y a la jodida lo material. Con todo lo atractiva que puede resultar esa idea bajo ciertos paradigmas, en el caso presente es una jalada. ¿No se supone que el deber del Gobierno es salvaguardar los intereses materiales de todos los ciudadanos?


Ahora, en vez de eso, debemos estar alegres  de no morirnos por la falta de alimento o por el exceso de plomazos; debemos tener “el valor” de “dejar ir” todo con tal de no morir, observar dignamente cómo el producto de nuestro trabajo se convierte en basura que se lleva la corriente. ¿No es esto terrorismo ideológico, una campaña de temor por parte del gobierno para paralizar aún más a una población políticamente indiferente y así poder abusar aún más de ella? ¿No es esto un buen pretexto para convertir a las instituciones que supuestamente deberían protegernos en todo aspecto, no sólo nuestra vida (léase Policía y Ejército), en cuerpos de represión omnipresentes y ahora justificados por mamadas de este tipo? O sea, no mamen.


Pero, como postula algún clásico olvidado del periodismo, para la desinformación, información. O, para una campaña desmoralizante, el antídoto es una campaña moralizante. Fu-Manchú, en un escrito acéfalo que un antiguo conocido tituló con cierta grandilocuencia pero también buen gusto “Visión herética del año 2006” (puedes consultarlo en el blog “Sendero del Peje”, o aquí mismo bajo el título de “Yo no olvido al Año Viejo”), postulaba que México no existe. Esto, por supuesto, se limita al ámbito de lo tangible, puesto que ontológicamente ahí está (Pablo se caga de la risa cuando me meto en el terreno minado de las palabras domingueras).


No he cambiado de opinión. Pero, sabido como es que nomina sunt consequentia rerum, ¿cuál es la cosa? La cosa es que México, aún como ente imaginario, sólo existe gracias a los güeyes que se llaman a sí mismos mexicanos. Sin mexicanos no hay México, si bien puede haber mexicanos sin México, como se ilustra con el caso de los judíos, que pululaban aún sin el Estado de Israel. ¿Alrededor de qué se forma la idea de ser mexicano? Así es, lector, alrededor de símbolos. Y entre más abstractos, mejor (porque penetran mejor el subconsciente), y según Fu-Manchú, unas de las cosas más abstractas son la poesía y la música. Lo cual nos lleva, finalmente, al tema de esta entrada.


¿Cuál es el símbolo por excelencia para los mexicanos? ¿Un pajarote que tengo el valor de “dejar ir” devorándose a una viborilla mientras se espina las patas con un nopal? Por favor, he visto calzones con el Escudo Nacional en el cicirisco. El sentido simbólico de esa imagen, que nunca enseñan en las escuelas, ha sido explicado lúcidamente por Fernando Mier y Terán. ¿La bandera, cuyos tres colores representan (aunque poca gente lo sepa) unión, religión e independencia? Se me hace que tampoco.


Yo creo que el símbolo que significa más para más gente es el Himno Nacional. Poca gente entiende a plenitud la letra (jóvenes y viejos, cómo negarlo. Y si algún ultraizquierdista quiere comenzar a chingar con que soy un bonapartista elitista, émulo de Vasconcelos, admirador de Enrique Krauze, condescendiente con las masas,  que hablo de la revolución desde los salones imperiales, lo reto a que salga a la calle y le pregunte a la gente que vaya pasando por ahí qué significa “exhalar en tus aras”), pero por la música y lo que alcanzan a entender de los versos, en general se piensa que el Himno se trata de que hay que ser muy cabrón.


Pues bien, he aquí, al fin, la explicación, justificación y motivo de esta entrada: Fu-Manchú quiere poner un granito de arena con su metafórica voz que nadie escucha para contrarrestar, al menos en tu mundo imaginario, ¡oh, improbable lector!, la campaña de desinformación, desvaloración y desaliento que ha emprendido el Gobierno Mexicano (no nos engañemos, eso son y no otra cosa sus promos destinados a desviar la atención de la gente y achicarle los huevos) en contra del pueblo que debería servir.


¿Y qué hará la voz de Fu-Manchú, Antiguo Maestro de las Siete Montañas de Tláhuac, para ello? Pues bien sencillo. Va a explicar, en términos accesibles para todo niño de secundaria (e incluso, quizá, de primaria… ¿cómo saberlo?), lo que dice el Himno Nacional. Puede que de ese modo, se enteren que el ideal a partir del cual se construye la idea de México es, más que una tórtola comiéndose un gusanillo encima de una tuna, una serie de principios bien sencillos: no te dejes; si te quieren joder, levántate; y si te va a cargar la chingada, que le cueste un huevo y medio levantarte a la cabrona, porque la Patria se compone, se explica, y proviene de todos nosotros. Quién lo sabe, quizá hasta algún adulto pudiera sacar provecho de esta informal explicación sobre las letras del poema que Francisco González Bocanegra escribió luego de unos días encerrado, pensando también en que su prima se las iba a aflojar si ganaba el concurso aquel que mencioné. Entrémosle, pues.

Himno Nacional Mexicano

Coro (Esta es la parte que se repite varias veces y que la cantan todos juntos)
Mexicanos al grito de ¡guerra! (Mexicanos, cuando oigan que gritan ¡guerra!...)
El acero aprestad y el bridón (Preparen su espada y su caballo…)
Y retiemble en sus centros la tierra (Y que hasta debajo de la tierra se sienta el golpe…)
Al sonoro rugir del cañón (Cada vez que dispare el cañón…)

 

I

Ciña, ¡oh, Patria!, tus sienes de oliva (Patria, te pone una corona de hojas de olivo –símbolo de que mandas-…)
De la paz el arcángel divino (El arcángel –o sea, un ángel muy importante- de la paz…)
Que en el Cielo tu eterno destino (Porque tu destino eterno…)
Por el dedo de Dios se escribió (Lo escribió en el Cielo el dedo de Dios)

 

Mas, si osare un extraño enemigo (Pero, si un extranjero se atreviera…)
Profanar con su planta tu suelo (A meterse en territorio mexicano para atacarte…)
Piensa, ¡oh, Patria querida! que el Cielo (Date cuenta, querida Patria, de que el Cielo…)
Un soldado en cada hijo te dio (hizo que cada mexicano sea también un soldado)

 

-Se repite el coro-

 

II

¡Guerra! ¡Guerra sin tregua al que intente (¡Guerra! ¡Guerra sin dejar ni respirar al que quiera…)
De la Patria manchar los blasones! (Rebajar el orgullo de la Patria!)
¡Guerra! ¡Guerra! Los patrios pendones (¡Guerra! ¡Guerra! Las banderas mexicanas…)
En las olas de sangre empapad (Hay que mojarlas en las olas de sangre –que les vamos a sacar a los que quieran acabar con la Patria; con México, pues-)

 

¡Guerra! ¡Guerra! En el monte, en el valle (¡Guerra! ¡Guerra! En el cerro, o en el llano…)
Los cañones horrísonos truenen (Que se oigan horribles los disparos de los cañones…)
Y los ecos sonoros resuenen (Y que el eco de los cañonazos suene como…)
Con las voces de ¡Unión! ¡Libertad! (Gritos de ¡Unión! ¡Libertad!)

 

-Se repite el coro-

 

III

Antes, Patria, que inermes tus hijos (Patria, antes de que tus hijos se queden sin armas…)
Bajo el yugo su cuello dobleguen (Y los puedan amarrar como vacas para hacerlos esclavos…)
Tus campiñas con sangre se rieguen (Hay que inundar los campos con la sangre de los que quieren acabar con México… -¡AY, WEY!-)
Sobre sangre se estampe su pie (Y que se vean las huellas de pies mexicanos entre tanta sangre)

 

Y tus templos, palacios y torres (Y que tus iglesias, y el Castillo de Chapultepec, y el Ángel de la Independencia…)
Se derrumben con hórrido estruendo (Se caigan haciendo un ruido horrible…)
Y sus ruinas existan diciendo: (Y que ya tirados, parezca que dicen…)
De mil héroes la Patria aquí fue (que aquí era la Patria de muchos héroes)

 

-Se repite el coro-

 

IV

¡Patria! ¡Patria! Tus hijos te juran (¡Patria! ¡Patria! Nosotros los mexicanos te juramos…)
Exhalar en tus aras su aliento (Dar nuestra vida por ti…)
Si el clarín con su bélico acento (Si la trompeta del ejército, que suena como de guerra…)
Nos convoca a lidiar con valor (Nos llama para pelear con valor)

 

¡Para ti las guirnaldas de oliva! (¡Patria, que te pongan una corona de emperador!)
¡Un recuerdo para ellos de gloria! (¡Que a los que murieron por ti se les recuerde como héroes!)
¡Un laurel para ti de victoria! (¡Patria, que te den la planta del ganador!)
¡Un sepulcro para ellos de honor! (¡Que a los que murieron por ti les den una tumba de héroes!)

 

-Se repite el coro-

 

Así pues, aquí termina esta entrada particularmente larga. Debo decir, lector imaginario, que tuve que cambiar varias partes de mi explicación porque estaban peligrosamente cerca de la parodia, y no era mi intención convertir el himno en algo risible, sino tratar de reivindicar, al menos un poco, su valor como una pieza literaria que inspira valor y chingonería.

Y si te convence, lector, entonces imprime mi explicación del himno y sácale unas copias imaginarias y regálalas, a ver si los ciudadanos imaginarios del México imaginario en el que me figuro que te imaginas que vives recuperan un poco del respeto que el Himno Nacional se merece, y se enteran de que tiene más partes de las que los gobiernos priístas, foxistas y calderonistas (parece una pinche lista de herejías) han condescendido a mostrarles. Y si hay suerte, van a mandar a la madre los intentos estupidizantes del Espurio que quiere convertirlos en una bola de dejados.

Yo me voy a dormir, faltan ya sólo dos horas para que amanezca y mi Bud Light ya se está poniendo medio pastelosa. Y te admiro, lector, por tener la paciencia de leer una estupidez de esta pinche extensión. Shiale.

 

Fu-Manchú
Los Siete Bosques de Vancouver, WA
10 de noviembre de 2008, 05:37am PST

1 comentario:

  1. Qué crees????? siempre había querido hacer eso, traducir al lenguaje coloquial las letras del Himno Nacional, te agradezco en verdad infinitamente y más allá tu enorme trabajo y si, lo voy a copiar para llevarselos a mis niños para que se enteren de lo que cantan religiosamente cada lunes por la mañana.  Y dejame decirte que no tienes memoria de teflón porque recuerdas tantos datos que yo los alcanzo a ver como paisajes en mi camino pero que mi pequeña memoria no logran guardar.
    Me encanta lo de "se enteren que el ideal a partir del cual se construye la idea de México es, más que una tórtola comiéndose un gusanillo encima de una tuna"
     
    Un saludo afectuoso!!!!!!

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