miércoles, 12 de octubre de 2011

Reglas

Regla: Una guía preescrita para una conducta o acción. 
--Diccionario Merriam-Webster (traducción propia) 

Resulta, lector, que me he pasado mucho tiempo meditando en las reglas. Pero antes de comenzar mi alucine, déjame también comentarte que me quita el sueño una cuestión a mi parecer más espinosa: el problema de que hay muchos puntos de vista pero pareciese que todos, o ninguno, son correctos. Dada mi muy limitada capacidad intelectual, sólo veo con esperanza la perspectiva socrático-platónico-aristotélica (no le meto más no por pereza, sino por ignorancia) de que existe una sola verdad que nos trasciende.

Habida cuenta de lo cual, te pido que mires con indulgencia este enredijo que traigo en la mente. A últimas fechas, mi mundo ha estado muy en conflicto debido precisamente a un choque de perspectivas: está, por un lado, una perspectiva que apela a lo que "debe ser", en lo tocante a la estructura y al método. Por otro lado, se encuentra esta perspectiva mía de que lo que "debe ser" es como aprenderse uno de esos enormes formularios de física con 15 o 20 ecuaciones: lo harás todo bien hasta que algo no cuadre en ninguna de ellas. ¿Qué hacer entonces? Atenerse a las dos o tres fórmulas irreductibles y apelar a un buen conocimiento del álgebra para salir del atolladero (tal y como Kaioh Sama me enseñó en el taller).

Y este choque de perspectivas (aquí sobresimplificado, es necesario admitir) es lo que me ha traído tantos conflictos: una perspectiva en la que aún la flexibilidad está sujeta a modelos preestablecidos (la ajena) y una perspectiva que trata de reducir esos modelos al mínimo y desarrollar modelos propios a cada momento aunque terminen ajustándose a modelos preexistentes (la propia). ¿Muy complicado?

Déjame salirme del terreno personal, lector, para explicarme mejor. El ser un "paria social" (pinche Toño dixit, y además sic por la redundancia)  me ha permitido gozar de perspectivas que no gozan quienes están en la vorágine. Y desde esta perspectiva me parece ver distintas relaciones de conjuntos. Se nos dicta cómo hablar. Se nos dicta cómo caminar. Se nos dicta cómo pensar. Se nos dictan maneras correctas de querer y reaccionar. Se nos dice que en el centro de todo está el individuo, no la colectividad. Eres tú o soy yo, el nosotros es propio de los borregos. Supérome yo y los demás que hagan lo suyo.

Todo eso está muy bien y tú lo has visto. Pero hay una espina clavada en mi metafórico costado mental... y es que, de hecho, se nos dicta también cómo ser rebeldes, cómo estar al margen. ¿Cómo? Se nos han cerrado las perspectivas del mundo. Se nos han implantado ideas de rebeldía. Hoy, las cosas de la "contracultura", hasta donde mi muy limitada perspectiva alcanza, están sujetas al mismo modelo: Dios no existe, el bien no existe, el coño es un misterio, constrúyete una imagen propia para demostrar que te rebelas. ¿Hay más? ¡Claro! Convoca revoluciones por Internet (para que todo el tiempo sepan qué es lo que haces), desmadra tu lenguaje en los mensajes de texto, en Facebook y en Twitter para que la ignorancia del lenguaje, una de las peores y que además se te vende como "evolución", se filtre y crezca de generación en generación, como ya se está notando (¿Acaso crees que les interesas? ¿Acaso crees que les importas?¡Esta gente piensa en décadas, en siglos! Para el control que buscan, tú no eres tan importante como tu descendencia)... ¿ves lo que yo veo, lector? Esos signos de resistencia y rebeldía no hacen más que favorecer a este sistema de cosas que pone en conflicto tu humanidad con la Humanidad.

Y todo este amasijo de cosas, lector, es lo que veo en el trasfondo de mis últimos conflictos. Yo mismo estoy imbuido de estas cosas, y sigo tratando de buscarlas y cambiarlas. Pero pareciese que los que me rodean están entregados a ellas (desde mis seres más queridos hasta mi amigo el poeta marginal cuyo tópico favorito solía ser o el vino o el coño) y ni siquiera se percatan de que existen. Ven como un problema el que trate de descubrir lo que son las cosas en lugar de tragarme las versiones que me venden de ellas. Ven como un problema que quiera modelar mis relaciones personales como van saliendo, no como "deben ser". Hasta ven como un problema que no quiera comprarme ropa nueva solamente porque no la necesito. A ese respecto, me encanta una frase dicha por un especialista: "¿crees que tú te mereces eso?". ¡Claro que me lo merezco! ¿Que si quiero algo diferente? Eso tendré que decidirlo. ¿Que si debo querer algo diferente? Veré con el escepticismo de rigor a quien pretenda decírmelo.

Como sea, lo importante de este desahogo es que sigo declarando mi desprecio por las reglas, entendidas como lineamientos irreductibles e incuestionables que hacen más hincapié en el qué o para qué debe ser y no en el por qué debe ser. Esas cosas sólo se atraviesan en el camino del descubrimiento... y hasta hoy, he encontrado más Humanidad y más belleza (incluso, algo de felicidad) cuando menos están presentes.

Fu-Manchú
Los Siete Bosques de Vancouver, WA
12 de Octubre de 2011, 01:24pm PST

Addendum: Se me ha cuestionado, lector, acerca de si me siento especial debido a mi manera de pensar o bien que si considero de alguna manera inferiores a los que viven en un mundo de reglas. Aunque el texto no lo dice con claridad, debo decir por el bien del argumento que de hecho no quiero menos o desprecio más a las personas que viven en ese régimen. Por el contrario, es algo que a mí mismo me gustaría comprender. Por otra parte, se me ha preguntado si esta entrada obedece a un conflicto de pareja. Yo creo que tales dudas no deben ser aclaradas: la intención de esta entrada es discutir ideas, no divulgar mi vida personal. Cualquiera que sea el caso, lector, esperemos que las cosas se entiendan como deben y que la sangre no llegue al río y que, si lo hace, estemos en el bando ganador. Hasta más ver, lector. 

2 comentarios:

  1. Actuar al margen de las reglas o convenciones te hacen remar a contracorriente. Algunos lo hacen porque han dado un paso adelante de la colectividad .Hay quienes solo necesitan de agua y pan para vivir y no les interesa más allá. Las pequeñas variantes que puedan surgir no logran mover los cimientos de esa homogeneidad. Orbitamos cerca de Un mundo feliz, de Aldous Huxley. Aunque Ud. no lo crea!!!

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  2. Justamente de ese libro me acordaba al escribir... ¿has notado las diferencias físicas entre las distintas clases sociales? ¿Entre las diferentes jerarquías en una empresa o en el gobierno? Y no sólo las diferencias físicas, sino las personalidades características de cada estrato. Entre más subes en la escala social, más se parece la gente (en promedio, por supuesto) al ideal anglosajón de belleza. Suelen ser más altos y, curiosamente, existe un estudio de cierta oscura universidad gringa que indica que cada pulgada extra de estatura te da a ganar 5000 USD más al año. Y claro, las personalidades suelen volverse más egoístas, demandantes y pragmáticas entre más arriba las analizas... Pero eso es tema de otra entrada. Yo sigo tan pobre como siempre y desvarío en esta noche... ¿habrá sido por la codorniz que me rosticé esta noche? Te mando un abrazo, mi querida Flo.

    Fu.

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