martes, 15 de julio de 2008

Atolito con el dedo


There is a can of chinga tu madre on the table. Serve yourself.

(Hay una lata de chinga tu madre en la mesa. Sírvete)

--Cruzito; Blood in, blood out.

 

Como quizá se haya escuchado, en este país está la carrera por la siempre metafórica silla presidencial. Así que, mientras la siempre en recesión economía fumanchuítica impide comprar “un seis” de Bud Light (lo cual obliga a beber un vino blanco Valley of the Moon que sabe demasiado a uvas podridas, aunque los enólogos digan que no es tan malo), Fu-Manchú se encuentra en la tele con un evento de la National Association of Latino Elected and appointed Officials (mejor lo dejamos en NALEO) al cual fueron invitados John McCain y Barack Obama.

Como algunos de mis amigos imaginarios sabrán, las preferencias de quien escribe estaban con Hillary Clinton, en especial porque los negros suelen ser racistas (más o menos del modo en que los mexicanos suelen ser transas, las mujeres ojaldras, etc, etc). Pero al final la candidatura demócrata fue para Obama, y en este curioso juego político bipolar de los gringos, con él se encuentran las aspiraciones de la izquierda. Claro que, en los Estados Unidos, se habla de “la izquierda” sólo porque “la derecha” se le asigna al Partido Republicano, no por una verdadera diferencia de aspiraciones u orientación. Pero, por supuesto, los latinos solemos ser mucho más radicales en lo que respecta a la política. No me imagino a un presidente mexicano buscando la reelección o ganando con frases como “Es la economía, idiota”.

Retornando de la digresión, estaba el presidente de la NALEO anunciando a los dos oradores de la noche, McCain y Obama, en ese orden. Desde luego, esta vez no iba yo a contar con la ventaja del Closed Captioning, así que posiblemente algunas de mis ideas estén más erradas de lo normal debido a errores de traducción más graves de lo normal. Pero continuemos mientras este vinito me pone como marinero español a punto de descubrir (la godblesseada) América.

El primer orador (¿o qué? ¿esperaba mi imaginario lector un debate?) fue John McCain. De lo primero que dijo, es que lamentaba que en lugar de debate hubiera ponencias. Debería de ir a México, donde seguramente agradecería lo contrario, es decir, que no hubiera debates. Aclaro que, en México, se le llama “debate” a un duelo donde las armas son, para cada contendiente, un ventilador industrial apuntando a los candidatos en punta y cubetas de 20 litros de mierda.

Después de unos minutos del discurso patriotero estándar sobre la guerra en Irak y demás, McCain hace una de esas promesas de campaña que sólo pueden hacerse en países donde comer en un restaurante buffet cuesta una hora de salario mínimo: se le ocurrió ofrecer 300 millones de dólares a la persona o grupo que invente la primera batería para auto que rinda 200 millas sin tener que recargarse. El muy sesudo equipo de McCain descubre ahora que los huevos de EU están en manos árabes, y aquí otro punto patriotero: Estados Unidos debe recuperar su lugar como líder mundial recuperando su independencia energética. Y habla de generar energía eólica (una de las más populares, debo decir), energía de mareas, energía nuclear.

Evidentemente, la carrera por la transición energética comenzó hace algún tiempo aquí. En este momento la tecnología de los autos híbridos tiene bastantes anuncios en la tele. Y McCain se sube al carro de lo inevitable para llevar agua a su molino, como si la teoría de la conspiración no indicara que el problema de la transición de combustibles ya ha sido resuelto.

Pero es bonito ver cómo en este país siempre le echan confeti a su desmadre. Y en el colmo del cinismo, dice que los proyectos de ley deberían aprobarse por su propio mérito y no por haber convencido a un miembro poderoso del Congreso. ¿Pus no que querían democracia? Claro que los llamados “Padres Fundadores” (Washington, Jefferson y toda esa manadilla que algunos dicen eran masones) no mencionan la palabra “democracia” en toda la Carta Magna gringa. Quizá porque, como decía Washington, “la democracia es el imperio de la turba” (iracunda, desearíamos).

Obama inició su discurso con un grito de “¡Sí se puede!”. Aparentemente, el fantasma ese temible del populismo no es conocido aquí. Entre basura y basura ofrece condonar hasta mil dólares de impuestos a cada familia, para que empiecen a sentir los beneficios de la recuperación económica siendo los primeros en sentir los problemas. Populismo, anyone? En el paroxismo de su apoteosis (o en el pendejismo de su neurosis, no se puede estar seguro) hace el extraordinario ofrecimiento de ser “el campeón de la comunidad latina” (WTF?!).

Según se ve, este carnal es un gran aficionado de la bravuconería y la demagogia. Salvo la mejor opinión de mis… bueno, salvo alguna mejor opinión, diríase que “Gringos, he aquí su Calderón”. Efectivamente, me asustó el parecido. Bravucón, hablador y populista. Una fórmula ganadora. Ciertamente, para los ultraizquierdistas el triunfo de cualquier negro en las elecciones de Noviembre sería un paso contra la discriminación. Pero Fu-Manchú sí discrimina, y cree que pan y circo (y siendo el pan más caro, queda puro circo) es una fórmula ganadora que no debería serlo. Lo vimos en México cuando un pueblo enajenado por las habladas de Felipe Calderón se ganó un presidente que, sencillamente, nunca ha estado a la altura de su boca. Por tanto, esperemos que a los gringos no les pase lo que a nosotros con quien, aparentemente, será el primer presidente gringo negro de su historia.

Y finalmente, lo que todos esperarían en un evento patrocinado por latinos: el tema de la migración. Tanto uno como el otro dijeron cosas MUY parecidas. “Este es un país de migrantes, pero también de leyes”. Mientras que McCain dice que “los 12 millones de ilegales que están aquí también son hijos de Dios” (¿en serio? ¿de verdad? ¿no me engaña? ¿cómo le caerá eso a los ilegales hindúes?), Obama sencillamente los llama “americanos” que no han podido “alcanzar el sueño americano” (¿en serio? ¿de verdad? ¿no me engaña? ¿cómo le caerá eso a los ilegales europeos que desean alcanzar el sueño europeo de fornicar con dos o más putas parisienses en un cuarto con vista al Arco del Triunfo?). Por querer quedar bien sólo con unos quedan mal con todos, o bien por querer quedar bien con todos quedan mal con todos. Ya no se puede estar seguro de cómo interpretar discursos tan interesantes, y tan interesados.

Pero compromisos en firme, claro que los hicieron los dos: dar los primeros pasos para una reforma migratoria integral en los primeros 100 días de su régimen (incluso escribir “Reforma Migratoria Integral” en un papel es un primer paso, ¿no?), multas y regularización. Pero eso sí, reforzando la seguridad fronteriza. Y claro, sin mencionar los pasos que proponen para alcanzar la regularización. Obama garantiza la ciudadanía, primero para los residentes legales y luego (haciendo énfasis en que se tardará más) para los ilegales. Pero tanto él como McCain omiten la pregunta que, además, ninguno de los asistentes les hizo: ¿qué contendrá su iniciativa de ley? Sólo podemos pensar que nos venden, los dos, atole con el dedo.

La verdad es que los migrantes mexicanos aquí en EU somos, en promedio, la misma borregada que somos en México, con la diferencia de que no podemos votar. Por eso es que frente a mexicanos en particular, y latinos en general, tiene arraigo un candidato que no tiene con la raza nada en común que yo pueda ver. Y cuando, producto de la fornicación y lujuria, los migrantes hayan cocinado unos cuantos millones de ciudadanos estadounidenses, les enseñarán a elegir sus candidatos de la manera en que escogen su música (que proyecte poder y dinero: los mexicanos en Vancouver se dividen entre el hip-hop, con putísimas negrísimas con traserísimos y tipos criminalísimos y malvadísimos, y la música sierreña o los corridos, que son igual pero sin negras), en que escogen sus vehículos (que proyecten poder y dinero: troquísimas perrísimas): algo que les permita, que les condone, ser bravucones, aunque les cueste todo su dinero.

Política convertida en juego de imagen, diríase. Aunque… ¿ha sido otra cosa? Se sabe que en Roma, el asunto político dependía de que la propaganda llegase a las masas (“Oye, we, estos juegos gladiatorios están de poca madre” “Sí, we. Deberíamos decir que el Julio César sí es un dios para que los siga haciendo”. Lo pondría en latín, pero a lo mejor no se entendía bien). 2000 años y el negocio no cambia. Curiosamente, todo político que yo conozca siempre promete lo mismo: cambio. Chale.

Fu-Manchú

Los Siete Bosques de Vancouver

14 de Julio de 2008, 02:11 am

 

PD: Mejor voy a ver la Liga de la Justicia Ilimitada (¡JUAR, JUAR, JUAR!). Este vinito sí está medio tóxico…

Sin novedad

This is it? This is what I broke my back for?

--Tony Montana, Scarface

 

Por primera vez en un buen rato, Fu-Manchú presiona las teclas de (lamentablemente) una computadora con una chela al lado. Esta cosa insiste en subrayar todas las palabras en rojo, hace un calor de los mil demonios, e inspira una hueva comalesca (de Comala) estirar la mano para apretar el botoncito del control remoto del aire acondicionado. El problema se encuentra parcialmente resuelto porque el muy primitivo Micro$oft Works tiene la opción de activar el diccionario en español. Por lo demás, todo sigue igual.

 

Como sabrás, único lector, el Anciano Maestro de las Siete Montañas de Tláhuac se ha unido al frenesí migrante que cunde por todo México. Claro que, siendo semilegal, la historia del cruce quizá resulte menos edificante, chusca o divertida para ti de lo que podrías esperar, y más de un tipo tan anodino como quien escribe, pero así son las cosas.

 

El incidente personal más digno de citar es, quizá, que como dijo Morpheus: “todos se caen la primera vez”. Así pues, imagínate a Fu-Manchú, con cara de malo, descendiendo rápidamente de una camioneta del Holiday Inn en la estación de autobuses de Matamoros, no en el puente que conduce a gringolandia. Un episodio tan hilarante que seguro pronto lo escucharé aquí, transformado por las artes del rumor y la distancia en un chiste de gallegos que emigran a… mmm… España ya es parte de la Unión Europea… mmm… sí, ¡un gallego que emigra a los Estados Unidos!

 

Bueno, luego de compartir un secreto tan bochornoso, prosigamos. La migración ilegal, luego de hablar con veteranos de varias fronteras, parece ser en general menos trágica de lo que nos quieren vender los políticos, o Televisa. Así es, aunque a los ultraizquierdistas les parezca blasfemia. No se pueden negar las muertes de migrantes a manos de policías, minutemen o a causa de la naturaleza por las rutas por las que suelen pasarlos. La pérdida de una sola vida es inaceptable.

 

No obstante, debe tenerse presente que son excepciones. Nadie va a evitar la frontera sólo porque López Dóriga, Felipe Calderón o la señora de las quesadillas le dicen que seguramente morirá (y, matemáticamente, lo más seguro es que NO muera). Los migrantes con quienes he podido platicar no se ocupan de las tragedias que, al final, no les han sucedido a ellos. Se preocupan de que en sus casas hace falta dinero. No ven nada trágico ni siquiera en separarse de su familia. La distancia, tanto como los problemas, tanto como la frontera, son asuntos menores para ellos; en promedio piensan más en cómo mejorará la situación de los que dejan atrás que en los peligros que correrán.

 

Y claro, una vez que se encuentra uno del otro lado de la frontera, las cosas son distintas de como suelen imaginarse. Este país, con todo y que maneja una mayor abundancia, y es más limpio, y un largo etcétera, le produce a Fu-Manchú la impresión de estar prendido con alfileres. Quizá sea porque todo se siente superficial, prefabricado, homogéneo. Quizá ese es el precio que paga una sociedad dominada por el poder corporativo. Por eso México me parece tan lejano, por eso se le extraña tanto.

 

La churrigueresca versión mexicana de Pedro Navaja pasa en la tele, una escena en la calzada de Tlalpan. Mientras tanto, afuera algunos chamacos aún queman cohetes de los que les quedaron de ayer (4 de julio). Y todo resulta igualmente ajeno. Las carreteras enormes, los aeropuertos, los 6-pack de Bud Light de a $4.28, las casas de madera (aunque éstas no se agrietan con el aire). Aquí no hay los tacos del pinche Cuñao, o el muchacho del café. Todo es en serie: en todos los negocios te sonríen igual, todos te preguntan “How can I help you?” del mismo modo.

 

Lo rico aquí, como en todas partes, son los detalles. El Jesús que no suelta el balón ni a mentadas de madre; el José y sus múltiples novias gringas que, además, son todas decentes. El Denyon, gringo viejo, que aprendió a decir “mucho platos” como al cuarto intento; el Brandon, gringo joven, que suelta gritos como de Pato Lucas cuando entra en chinga al refrigerador buscando no sé qué madres.

 

Aquí, todo el mundo desea trabajar como negro. Pero no me malentiendas, lector, no se trata de ponerse una joda trabajando. El asunto es que los negros están sobreconsentidos y a causa de ello prácticamente no se esfuerzan lo más mínimo en el trabajo. La conciencia sucia de la discriminación les ha ganado ese privilegio, supongo. Otro detalle: Shon, un negro de la India, escucha canciones en hindi que, según me explica, dicen cosas como “le pateo los huevos a mi suegro, ja ja; le pateo el culo a mi suegra, ja ja”. Por supuesto, esa canción será pronto publicada en este espacio.

 

Parqueadero, yarda, carne asada, lonche, morritilla, “se mira”, música sierreña, “comida mexicana” (¡JA!, eso no califica como comida mexicana más que para quien no la conoce), biles (no “bilés”), trocas, el 5, el 35, el 205, la soda, el papayón (Papa John’s). Queremos aprender inglés para que los gringos no nos hagan pendejos, y los gringos quieren aprender español para que nosotros no los pendejeemos. Chale.

 

Pronto Fu-Manchú extenderá en el suelo su itacate con cosillas de los Estados Unidos. Mientras tanto, sépase que las siete maldiciones de Fu-Manchú caen sobre aquella persona a quien le he escrito dos correos desde este país y no ha contestado. Asimismo, sépase que aquí hay demasiados árboles, que no he estrellado mi carricoche, y que el final de Pedro Navaja es decididamente anticlimático. Otra Bud Light se acaba, y es hora de guardar este archivo.

 

Fu-Manchú

Los Siete Bosques de Vancouver

6 de julio de 2008, 10:21 pm