lunes, 10 de septiembre de 2007

Algunas nubes

-Parece que va a llover. (...) ¡Mira esas nubes!

-Han de ser nubes de mierda. (Respondió Belascoarán Shayne)

Paco Ignacio Taibo II, "Algunas nubes"

 

Antes de ser crucificado por alguno de los dos (quizá uno, porque el otro se hallaba en un delicado estado de salud, debido a la furia que le inspira leer este espacio) lectores de este nubario, aclaro: la inexactitud de la cita se debe a que la hago de memoria. Como casi todo, ahora que lo medito... Pero bueno, si esto fuera mi clase de Prensa II o III, Juan Antonio Muñoz Soto me hubiera agarrado a patadas. "¡Cabrón! Esa cita no tiene sentido y el lead no atrapa al lector. Hazlo de nuevo."

 

Dejemos el lead de lado. ¿Nubes de mierda? Efectivamente, la lluvia que cae sobre la Ciudad de México no parece purificar nada. Al contrario que en el campo, aquí la lluvia no refresca, más bien alborota el bochorno. Antes que limpiar el cielo, ensucia el suelo: así de contaminado está el asunto. Y, con alguna consideración supersticiosa, seguro que esta agua lleva disuelta toda la mierda verbal y de otras clases que arrojamos al ambiente en la capital. Es una lluvia espesa, caliente, pegajosa, que hace que los micros huelan como dicen que huele el metro francés. Una lluvia mierdosa que retroalimenta su mierdosismo: las filas de autos en el Periférico, Viaducto, Circuito Interior y otras devuelven al aire lo poco que le haya quitado la lluvia...

 

¿Por qué me quejo? Porque cada vez hay menos espacio para el optimismo. Las noticias de las últimas semanas me hacen pensar que este país tan propenso a la tradición está cerca de verificar una más: la de armar una revolución armada en los años "10". Como se recordará, ya tuvimos una en 1810 y otra en 1910. Es hora de la tercera que, quizá, será "la vencida" (leve mexicanismo). ¿Qué motivos tiene Fu-Manchú para pensarlo? Primero que nada, el hecho de que mi novia de tantos años y yo nos hemos mandado al demonio precisamente hoy. (En realidad no fue así, pero fue hasta hoy que pareció irrevocable. Además, soy un patán.)

 

Además, este domingo, mientras atestiguaba la inenarrable derrota del América por 4-0, me crucé con un noticiero que daba una nota furiosa... curiosa, quiero decir; la furia la puse yo. Vi la bandera de México cargada por unos niños y niñas de un colegio de paga, entrando a la Catedral. Vi a un gordo con sus ropas de sacerdote haciendo el saludo a la bandera. Hasta esta noche me enteré, en una nota por lo demás bastante mala de Milenio.com, que Norberto Rivera no acudió a esa ceremonia. De haber estado, se lo acaban.

 

¿Por qué me escandaliza la ceremonia esta? ¿Acaso los sacerdotes no son ciudadanos de la República? ¿Acaso no tienen derecho a rendirle honores a la bandera? Yo creo que sí son ciudadanos de la República. Creo que tienen derecho a rendirle honores a la bandera. Pero también creo que cada cosa en su lugar. Pongamos la situación inversa: ¿sería aceptable que se realizara una misa en un edificio de gobierno? Todo lo que tenga que ver con los símbolos patrios es de carácter laico, y por tanto las ceremonias civiles, como es rendir honores a la bandera, deben celebrarse en lugares laicos.

 

Pero el principal argumento de Fu-Manchú (a quien nadie ha reconocido en su disfraz de jacobino) es la sospecha de que la Iglesia pretende mandar un mensaje falso. A saber, que la posición política de la Iglesia Católica es neutra. Nadie que sepa un poco de política cree eso. Infortunadamente, en un país tan religioso como el nuestro, el padrecito aún puede mover algunas masas. Y si se ponen como patriotas frente a la gente, y repiten su mentira mil veces, algún incauto hijo de Tizoc como yo podría terminar creyéndoles. Podría pasar lo que pasó a todo lo largo de Jalisco, tierra prometida de la mojigatería; los sacerdotes inducieron el voto en 2006 con una frasecita bastante cínica: "el 6 de julio, recuerden que el cielo es azul y blanco".

 

Y claro, piden por los gobernantes a todo lo largo y ancho del país (como si merecieran la ayuda de Dios). Desde luego, Fu-Manchú se arranca los pelos y, con su calva luterana, apoya la idea de que el único destinatario de la misa es Dios, y si se ha de pedir por alguien, seguro que los gobernantes ocupan el último lugar de la lista. En resumen: no se puede dejar que la Iglesia Católica, y de hecho ninguna organización religiosa, ande metida en política. Efectivamente, si uno no aprende de sus errores, corre el albur de repetirlos. Y la historia de México nos enseña que la combinación de política y catolicismo es especialmente nociva, de ahí que se impusiera un control tan férreo sobre las instituciones religiosas. Si empiezan opinando, querrán acabar participando.

 

Tolete en mano, quien escribe cree que bichos tan peligrosamente hipócritas, sibaritas, manipuladores, llorones, cínicos, pudientes, condescendientes, insultantes a la inteligencia, caraduras, medievales, depravados, mustios, inquisitoriales, encubridores, excluyentes, y (Dios nos ayude) antidemocráticos como Norberto Rivera, Guilermo Schulemburg (¿se escribe así?), Onésimo el Magnífico (¿qué imbécil lo apodó así?), Juan Sandoval, entre otros, deben mirarse cuidadosamente. Con el mismo cuidado conque ellos vigilan las críticas que se les hacen. Y, definitivamente, no deben tener medios de comunicación electrónicos en el espectro público (me imagino la invasión religiosa de tantos canales... y si alguien cree que el "Pare de Sufrir" es una organización religiosa, se equivoca: es un fraude-coco-wash masivo). Los medios deben servir al público y a la nación, no a los intereses particulares de una organización religiosa... aunque ya sirven sólo a los intereses particulares de dos empresas. Desde luego, si alguien cree que esta postura es extrema y excluyente, podría revisar antes la postura de la legendaria Oriana Fallaci frente al islamismo.

 

Y las noticias no acaban. La Reforma Fiscal será un asco. La Reforma Energética tendrá más hoyos que Bob Esponja. Y en materia de Seguridad Pública se pone mejor y mejor. ¿Alguien recuerda a la Guardia Pretoriana de FElipe CALderón? Después de aclarar que las mayúsculas se siguen trabando, recuerdo que el Presidente pretendió reunir un numeroso grupo de soldados de élite (así como se escribe, "élite". "Elít" -elite- no está en español, aunque los tarados de Teidiotiza crean que pronuncian muy bien) para su exclusivo servicio, como si no bastaran los Guardias Presidenciales. Ahora el siguiente paso consistirá en cateos, arrestos e interrogatorios sin el estorbo del Ministerio Público. Eso estará muy bien... para los policías. Igual que con el nuevo Reglamento de Tránsito para el DF, el único beneficio será para los de la placa, puesto que las mordidas subirán de precio.

 

Bottomline

 

No podemos dejar de advertir el peligro. Aunque Fu-Manchú, en su traje de monje de alguna inconfesable confesión, descree de la política, igualmente considera que es un peligro presente hasta para él... con algún límite, claro. Por eso debe verse con lupa cada palabra que digan los políticos, cada acto en el que participen, cada mano que estrechen, cada alianza. Porque sus declaraciones valen de muy poco. Y, en especial, hay que vigilar a la "oposición". No olvidemos, oh my little brothas, la masa de diputados traidores del PRD que dieron su visto bueno a la llamada "Ley Televisa". Y no olvidemos que, entre ellos, estuvo el siempre rabioso Pablo Gómez.

 

Hablemos hasta con nuestros niños. Creemos conciencia política. No dejemos que el único objetivo de la gente que conocemos sea ver Gaviota o como infiernos se llame la novela de las 9. Para el gobierno somos todos sospechosos, y por eso FElipe CALderón pretende meternos miedo a todos: que el EPR, que ductos que se dañan, que el narco. Pretextos para movilizar todo grupo armado del Gobierno y dejar bien claro que el Estado Mexicano, representado por su Presidente, no permitirá que se violente el orden y el Estado de Derecho. Pero, ¿nos gustan este orden y este Estado de Derecho? ¿Acaso no podemos cambiarlos? Claro que podemos. Pero sólo si preguntamos, si dudamos de la tele (con sus López Dórigas, Javieres Alatorres, Víctores Tufillos, Carlos Marines o Hannias Novelles o como se escriban), si dudamos de todos aquellos que oprimen, manipulan y mienten. Y, por encima de todo, si encontramos la manera de exigirles a aquellos que dicen representarnos. Hay momentos en que creo que aún se puede.

 

Fu-Manchú

Las Siete Montañas de Tláhuac

11 de Septiembre de 2007, 1:31 am. 

viernes, 7 de septiembre de 2007

Otro que muerde el polvo

Mors est quies viatoris, finis est omnis laboris

(La muerte es el descanso del viajero, el fin de todo trabajo)

Guillermo de Baskerville, según Umberto Eco en El nombre de la rosa

 

Ayer por la noche, me enteré con cierta desolación de la muerte del gran Luciano Pavarotti. Quizá resulte inesperado para alguno de mis dos lectores que alguien tan... no sé, rupestre como Fu-Manchú se interese por esa noticia. Habrá quien considere, incluso, que mi contacto con la ópera se reduce a Les Pêcheurs de perles, en cierto oscuro capítulo de Smallville; o a O nume tutelar, que se incluye en la película Filadelfia, con la (ahora) no menos muerta e igualmente grandiosa Maria Callas. Pero, en cualquier caso, ¿por qué se interesa Fu-Manchú por esta noticia?

 

Bien, sencillamente, la primera vez que escuché con atención una ópera, fue el (lo supe hace poco) inicio del tercer acto de Turandot. Así es, la que pusieron en el Auditorio Nacional hace unas semanas. Pero volvamos al relato. Hace unos años escuché una voz llena de fuerza, plena de triunfo, o al menos de épica, que entonaba "Tramontate, stelle! All'alba vincerò!". Sabido que las lenguas latinas aún guardan cierto parecido, me pareció enorme, gigantesca, la manera de cantar esa línea. "Al amanecer venceré". O, sin revolcarse tanto, "Al alba, venceré". ¿Y qué voz hacía grandiosa aquella línea? Efectivamente, niños y niñas, no era Alex Lora. Era Luciano Pavarotti.

 

¿Por qué el impacto? No lo sé. Si tuviera que proponer una diferencia entre análisis y apreciación (aunque de inmediato saltaría un filósofo a decirme que me equivoco, y otro a decirme que sólo parcialmente), diría que la apreciación implica una comunión con algo, ya sea para amarlo u odiarlo. El análisis exige disecar, abstraer, exteriorizarse de ese algo. Por tanto, si bien no puedo analizar ninguna ópera, sí puedo compartir mi apreciación de vez en cuando. Ese galimatías de una princesa china llamada Turandot o un príncipe no menos chino llamado Calaf, toma todo el sentido del mundo, para su congénere Fu-Manchú, en el retrato de una determinación inflexible. Así es, la misma que Borges se imaginó "tan irrevocable como el rígido pasado", y contagia de determinación a quien quiera escuchar.

 

Esa determinación sólo podría emitirse dentro de su contexto; si nos ponemos algo estrictos, de un modo operístico. Así, la fuerza que implica el dicho es respaldada por la fuerza en la voz del tenor, quien, no olvidemos, no sólo repite las letras (como hacen los modernos "artistas"). El tenor es un actor también. Y, así como Superman será por siempre Christopher Reeve, Calaf será por siempre, para Fu-Manchú, Luciano Pavarotti. Que las horas más oscuras de este juntaletras se iluminen por una sola línea: "All'alba vincerò!".

 

Fu- Manchú

Las Siete Montañas de Tláhuac

7 de septiembre, 2007. 11:58 am.

 





 

PD:

Quien lo desee, puede escuchar un sample de Nessun Dorma en el Reproductor que está a la derecha.  Aunque está codificado a sólo 32kbps, este sample no podrá ocultar la magnificencia de la voz. Por otra parte, consigno aquí una traducción de lo que se escucha en el sample.

 

Nessun dorma, nessun dorma ...

(Que nadie duerma, que nadie duerma ...)
Tu pure, o Principessa,

(Tú también, Princesa)
Nella tua fredda stanza,

(En tu fría estancia)
Guardi le stelle

(Miras las estrellas)
Che tremano d'amore

(Que tiemblan de amor) 
E di speranza.

(Y de esperanza)

 

Ma il mio mistero è chiuso in me,

(Mas mi misterio se encierra en mí)
Il nome mio nessun saprà, no, no,

(Mi nombre nadie sabrá, no, no)
Sulla tua bocca lo dirò

(Sobre tu boca lo diré)
Quando la luce splenderà,

(Cuando resplandezca la luz)
Ed il mio bacio scioglierà il silenzio

(Y mi beso deshará el silencio)

Che ti fa mia.

(Que te hace mía)

 

Voces
Il nome suo nessun saprà

(Su nombre nadie sabrá)
E noi dovrem, ahimè, morir.

(Y nosotros deberemos, ay, morir)

 

Dilegua, o notte!

(¡Disípate, oh, noche!)
Tramontate, stelle!

(¡Ocúltense, estrellas!)
All'alba vincerò!

(¡Al alba, venceré!)

 

Si alguien se interesa, hay en internet abundantes fuentes de información sobre la trama de Turandot. Es en especial divertido ver que a los sajones les cuesta muchísimo trabajo comprender el sentido metafórico de las frases en las que se funda la trama. Creo que, después de todo, se nota que fueron los romanos quienes nos enseñaron a hablar. Por eso son tan parecidos el italiano y el español, y un poco el francés. Pero en el caso del inglés, nada que ver. Las palabras que se parecen a las nuestras, se las enseñaron los invasores franceses a los ingleses, y eran para designar cosas demasiado abstractas que no existían en el modo de pensar sajón. Así es. En la primitiva Inglaterra no había una palabra (sabrá Dios si concepto) como "Filosofía". Pero esa, es otra historia.